La negociación colectiva, prácticamente paralizada durante la crisis y con un retroceso basado en el debilitamiento de la capacidad negociadora de los trabajadores con la Ley de Reforma Laboral, se va reactivando en Córdoba al ir mejorando la situación económica, si bien con lentitud. Los datos siguen hablando de un mercado laboral que refleja en gran parte -no en toda, debido al peso de la economía sumergida- la escasa calidad del empleo en nuestra provincia. Por una parte, la subida salarial media pactada en los acuerdos laborales firmados este año es la más baja de Andalucía (un 1,66%, frente al 1,87% de la media regional), lo que indica, entre otros factores, una actividad económica madura, de sectores o empresas que basan gran parte de su rentabilidad en el ajuste salarial. Por otra, el hecho de que los sindicatos estimen en un 40% el porcentaje de trabajadores cordobeses que percibe el Salario Mínimo Interprofesional señala igualmente ocupaciones de baja cualificación, en las que la mano de obra se estará viendo beneficiada por la subida decretada por el Gobierno, pero con un mayor riesgo de desempleo si la economía retrocede. Córdoba, y por mil veces que se repita no es suficiente, necesita proyectos empresariales de futuro y formación adecuada para afrontarlos en posición competitiva por calidad y oferta, antes de que otra crisis vuelva a demostrar la debilidad estructural de nuestro sistema productivo.