En un mundo lleno de vulgaridad, donde se ha perdido -y mucho- el buen gusto en el vestir, algo de lo que siempre presumió el cordobés en años pasados; pues bien, se nos acaba de ir directamente desde el escenario, un verdadero exponente de la elegancia, enemigo de todo lo vulgar, cuidando sus modales al máximo grado, con la misma sencillez y espontaneidad, tanto dentro como fuera del teatro.

Arturo Fernández nos ha hecho pasar momentos agradabilísimos en sus comedias teatrales, películas, entrevistas... Es un personaje que pasará mucho tiempo en ser olvidado. Por todo ello creo que se merece el recuerdo y homenaje de los amantes de la elegancia y el buen gusto.