Este es un eslogan repetidamente usado por la UCO a efectos de márketing desde finales de 2017. Habría que preguntarle al autor si se interpreta como que al mérito se le atribuye poca o mucha importancia. Aparentemente implica que los logros de su personal (profesorado, estudiantes y PAS) sean reconocidos en el seno de la Institución en momentos especiales como cuando se termina un mandato de un cargo académico, se consigue un importante reconocimiento exterior, un estudiante consigue un premio competitivo o un profesor se jubila forzosamente. Por el contrario, la Universidad elimina a los jubilados de su directorio, lo que es una práctica un poco cruel e innecesaria al igual que la adjetivación de «forzosa» a la jubilación por parte del Estado. ¿A quién le molesta que figuren como profesores jubilados? Bien es cierto que la Institución te despide con un complemento económico, pero con un injusto «listón» interno en su reglamento. Da igual una dedicación de 25 que de 45 años.

La condición de profesor emérito es una limosna disfrazada (y no un mérito) ya que implica la evaluación de una solicitud expresa del interesado y no una iniciativa de la UCO, como debería de ser. En cambio, los dirigentes sí que tienen recompensas; por ejemplo: la medalla de oro de la UCO otorgada sistemáticamente a todos los exrectores y la medalla de bronce a todas/os excompenentes del Consejo de Gobierno entre otros reconocimientos, que desconozco (ej. exvicerrectores). Los que empujamos más fuerte a la UCO hacia la modernidad y calidad en los duros años setenta y ochenta, con o sin cargos académicos no somos merecedores de nada, pues estos reconocimientos no estaban contemplados en el siglo XX en la UCO.

Para presumir del «valor del mérito», la UCO debe antes reconocer méritos de manera diferencial, discriminada y objetiva, pese a quien pese. No todos han aportado los logros (que se apunta la UCO) por igual en número, calidad y trascendencia. Si la institución no se «moja», el slogan carece de sentido. Reconocer a los que se lo merecen más no deja de ser un estímulo para el resto de personal. Erradicar el «todos café» y el «todos café camuflado con listones» sigue siendo una asignatura pendiente en cierto ámbitos, aunque se ha avanzado bastante en la obtención de ayudas de forma competitiva y trasparente.

Ahora que reiteradamente se pregona desde la UCO el «cambio generacional» es el momento tanto de: a) reconocer diferencialmente a los que se van por jubilación el valor de semilla sembrada en años duros que se ha convertido en una plataforma firme para el I+D+T de la UCO actual tan exitoso; y b) apoyar firmemente a los que entran con una formación sólida y permanente, lejos de los estereotipos actuales. Ambas son asignaturas pendientes en la institución.

Recuerdo el artículo que publique en este Diario CÓRDOBA el día 04/06/2010 titulado La soledad de un corredor de fondo (que tiene miles de descargas) al sentirme ninguneado dos veces en la UCO tanto en mi recepción como numerario en la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de Madrid en 2009 como en la entrega por el Rey del Premio Nacional de Química en el Palacio Real en 2005. En ninguno de los actos me acompañó nadie de la UCO mientras que había representación de todas las universidades andaluzas. Me he ido forzosamente de la UCO por alcanzar la edad reglamentaria y ahora algunos exdiscíplulos me han expulsado del Grupo y del Departamento (que yo creé) donde soy considerado persona non grata, a pesar de que me deben una buena parte del arranque de sus carreras científicas y de gestión. De bien nacido es ser respetuoso/a y agradecido/a. Es una situación kafkiana y penosa, difícil de entender. La institución, pues, no ha correspondido a los esfuerzos que le he dedicado durante más de 40 años, sino que me ha ninguneado injustamente en varias ocasiones por chocar con intereses de personas más poderosas que yo, lo que ha propiciado mi dimisión de altos cargos que ostentaba en la UCO. Pocas personas pueden presumir de conjugar el verbo dimitir en nuestro campus. Hay que ser bueno y parecerlo. Excelente refrán para cerrar este artículo. Si la UCO apuesta por la meritocracia como quiere parecer por el eslogan, debe tomar iniciativas diferenciales, justas y transparentes para que el personal de UCO y la sociedad perciban nítidamente el valor que le da la institución al mérito. Hay que dar pasos adelante para modernizar la Institución.

* Profesor jubilado de la UCO