Es de sobra conocido que el Turismo constituye un motor esencial de la economía española. En los engranajes de esa ingente maquinaria, los guías de turismo, que en el cómputo global, no llegan ni a cifrar en decimales, representan una pieza esencial. Sin ellos, sin nosotros, muchos de los resultados de la cuenta final, quedarían muy lejos de ser los que son.

Por eso, desde la creación, del Patronato Nacional de Turismo, en un lejano 1928, las administraciones públicas, se han venido preocupando de la existencia de profesionales, ampliamente formados, para prestar servicio a unos visitantes que, ya entonces, se preveían en continuo aumento. Tal es la magnitud de nuestro Patrimonio Histórico Artístico. Se establecieron especialidades para la dirección de establecimientos hoteleros, agencias de viajes y Guías de Turismo Oficialmente Habilitados. El Decreto de creación, del citado Patronato establecía «la implantación de Escuelas de Turismo que faciliten personal titulado, con dominio de los Idiomas extranjeros más extendidos y con la debida cultura artística, para servir, como Guías Aptos, a los turistas». La consecuencia fue la creación de la profesión de Guía- Intérprete de Turismo, con Habilitación Oficial. Un titulo profesional, para cuya obtención se ha exigido, desde siempre, un amplio conocimiento de Humanidades, Historia, Historia del Arte y Arqueología. Pero, también, de la Estructura del Mercado Turístico, asesoramiento y asistencia a visitantes, Derecho Turístico y en la misma medida, dominio de, al menos, dos idiomas extranjeros. Y con dominio me refiero a la capacidad de hablarlos muy bien. Hay que tener en cuenta que por turismo se ha de entender visitantes foráneos, en una proporción de noventa a diez, con relación al turismo nacional.

Todo lo anterior viene a cuento de lo que se recoge en el reportaje, publicado en Diario CÓRDOBA, «Free tour: ¡Busque el paraguas!». Su autor afirma que «el perfil usual del trabajador es el del joven graduado o graduada en Historia, Historia del Arte o Turismo, que, precisamente, se trata de los estudios exigidos para ejercer como guía en este servicio».

Pero eso no es así. Porque, de conformidad con la legislación vigente (leyes de Turismo y de Patrimonio Histórico), La prestación, de manera habitual y retribuida (el free tour es retribuido «con la voluntad» del cliente) de servicios de información al turista, en materia artística, histórica, arqueológica, etnológica, documental..., a quienes realicen visitas a los bienes integrantes del Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, se considera actividad propia de los Guías de Turismo con Habilitación Oficial. El ejercicio de dicha actividad profesional sin estar en posesión de la correspondiente habilitación oficial es considerada prestación de servicios clandestinos (por intrusismo) y como tal, sancionada como infracción grave o muy grave.

Por lo tanto, solo un o una guía de Turismo, con habilitación oficial, podrá ofrecer sus servicios en régimen de free tour, si lo desea y -ojo- cumple con sus obligaciones legales, en materia de Seguridad Social y Tributarias (la retribución de un free tour constituye Rendimientos de Actividades Económicas y devenga IVA e IRPF. Y si el que las recibe alude a «un regalo», entonces, estará devengando Impuesto de Donaciones).

Pero, siempre y en todo lugar, el título habilitante tendrá que ser el estar en posesión de la Habilitación Oficial de Guía de Turismo emitida por la Administración pública competente. No vale otra. Y así lo han corroborado multitud de informes emitidos por la Junta de Andalucía.

Es el mismo caso -por ejemplo- de los fisioterapeutas, ampliamente divulgado por los medios informativos en los últimos días.

Solo así, el consumidor de los servicios tendrá la garantía de que la información que recibe es seria, contrastada y académicamente documentada. Solo así, el cliente podrá saber, con certeza, que Medina Azahara la construyó Abderrahman III, la Mezquita se conservo gracias a Alfonso VII, primero y a Fernando III y a la Iglesia Católica, después y que Al-Gafequi no inventó las gafas.

* Abogado. Presidente de la Asociación Profesional de Guías de Turismo y Patrimonio-APIT