Es curioso. Aurelio Teno , el artista que no tiene edades sino horizontes infinitos, nos ofrece ahora en Sevilla una gran muestra antológica de su obra, con el titulo Las Edades de Teno . La Fundación Lara mantendrá la exposición desde octubre a diciembre, como si de un paseo soñador se tratara, no sólo porque nos muestra piezas artísticas sino porque nos ofrece la vida del artista, una vida que se alumbró en el escenario de la historia, allá por el año 27 del pasado siglo, en el telúrico lugar de Las Minas del Soldado , tocando el Valle de los Pedroches, de donde Aurelio sacó el poder, la inspiración, porque su nacimiento se produce en la más hospitalaria cercanía de las entrañas de la tierra. Después, vinieron los estudios de pintura y dibujo en la Escuela de Artes y Oficios de nuestra capital, y en plena juventud, su marcha a París, donde establece contacto con las grandes personalidades del mundo de la cultura. No olvidaré nunca el anochecer de una noche de agosto, a finales de los 80, cuando saludé por vez primera a Aurelio, en un marco tan incomparable y sugerente como el de la ermita de la Virgen de Guía, en Villanueva del Duque. Me lo presentó López Andrada , el gran poeta, siempre a la búsqueda de versos y leyendas por los campos y los pueblos de la comarca, mientras recorríamos la exposición de Teno, entre penumbras y devociones, a la espera de la imagen tan pequeña pero tan entrañable de la Virgen. Allí, la obra del artista parecía elevarse a las alturas de lo que una imaginación puede alcanzar. Allí, Teno gozaba entre sus gentes, admiraba la admiración de cuantos lo admiraban, mostraba con humildad su grandeza y desbordaba su humanidad, como siempre lo hace, en manantial de abrazos, de palabras, de sueños mágicos, con sus poderes telúricos, que han llegado con una de sus obras, hasta las puertas del Kennedy Center , en Washington.

* Periodista