En su todavía breve mandato, el presidente de Estados Unidos está consiguiendo aterrorizar al mundo entero. Primero, sus lamentables juegos verbales con el dictador norcoreano. Ahora, una decisión pensada en clave electoral interna, pero que altera el escenario internacional y solivianta al mundo árabe: el traslado a Jerusalén de la embajada estadounidense en Israel.