El libro de Michael Woff Fire and Fury que ha escandalizado a la opinión pública norteamericana y que Donald Trump ha tratado de impedir que se publicara, sorprende de entrada. Wolff afirma que Trump y todos los miembros de su equipo estaban firmemente convencidos de que no ganarían las elecciones a Hilary Clinton. Solo Steve Bannon y Melania Trump lo creían posible. Bannon por una racionalización de la realidad distorsionada de Trump; Melania por un presentimiento pesimista.

Para Bannon, las hipérboles, improvisaciones, la general libertad de Trump para mezclar los hechos y la incapacidad para comprender la relación causa-efecto eran producto de una básica falta de astucia, pretensión y control del impulso que ayudaba a crear la inmediatez y espontaneidad que tenía tanto éxito con muchos despistados --horrorizando a otros--. Las dificultades de Trump en leer, escribir (solo ve TV y se comunica vía teléfonica y Twitter), y su improvisado estilo producían un efecto exactamente opuesto al de Obama, que había decepcionado. Para Bannon, la única virtud política de Trump era el ser quizás el último macho alfa. El acierto del pronóstico de Bannon le hizo parecer a los ojos de Trump como alguien místico. La realidad es más simple: Bannon, miembro del ultraconservador Tea Party, creía que EEUU estaba listo para votar un populismo de derechas y que este podía ser liderado por el multimillonario showman Trump, considerado como el mayor príncipe payaso entre los ricos y famosos.

El presentimiento de Melania era más íntimo. Nacía del irreprimible carácter mujeriego de su marido. Ya durante la campaña surgieron las declaraciones de Trump al periodista Billy Bush: «Yo soy automáticamente atraído por la belleza --confiesa Trump--. Enseguida empiezo a besarlas... Es como un imán. No espero. Y cuando tú empiezas, ellas te dejan. No puedes hacer nada. Las coges por el sexo (Grab ‘em by the pussy). No puedes hacer nada». Capítulo aparte es la conocida afición de Trump de llevarse a la cama a las mujeres de sus amigos, que en la filosofía del ahora presidente de EEUU es una de las cosas que hace que la vida merezca vivirse. Su estrategia seductora para logarlo supera la imaginación más perversa. Con estos antecedentes, en la narración de Wolff es patética la escena en la que Melania se enfrenta a su marido tras la publicación de una foto suya desnuda de cuando era modelo en Eslovenia (hay sospechas de que fue filtrada por el mismo Trump). Melania temía que, de ganar Trump la presidencia, la confortable y protegida vida suya y de su hijo se verían asediadas por el escrutinio de la prensa. Trump le ofreció la solemne garantía de que todo acabaría en noviembre (mes de las elecciones), porque simplemente no había modo de que él ganara. La noche en que Trump, contra todo pronóstico, se convirtió en el 45º presidente de EEUU, Melania se sumió en un llanto desconsolado.

Sirvan estos apuntes para introducir la degradación en que se encuentra la Casa Blanca.

* Comentarista político