Cambia la dirección del viento y ‘la Merkel’ se transmuta en ‘Bienvenida doña Ángela’. De las críticas a su política, ha pasado a ser la canciller amiga; exclusiva del entonces presidente Rajoy. Fotos con ella en Doñana lo aconsejó el gurú que dirige el marketing en la Moncloa. Da «caché» político. Pero ni era antes partidaria de la derecha, ni lo es hoy de la socialdemocracia a la española que no es como la del SPD. Trata de resolver los problemas de la inmigración que nos afectan a los europeos. Pedro Sánchez no tiene más remedio que estar de acuerdo. Ha de mostrarse coherente, pese a que doña Ángela comprende los afanes electoralistas de nuestro presidente con el Aquarius. Aquí se repite mucho lo de «centralidad», lo cual no es impedimento para que «echen» de ese centro al enemigo que no adversario, en la oposición. Me viene a la memoria la comida que ofreció el entonces canciller Kohl a los corresponsales españoles en Bonn. Gobernaba en España el PSOE y el centro para Kohl era entenderse con el socialista Felipe González. Ninguno pretendía convencer al otro sobre sus respectivas ideologías. Ambos aspiraban a una Europa unida sin exclusiones. Nos decía Kohl que ir a Europa solo para vender naranjas, pero quedarse en casa cuando la seguridad de nuestra libertad nos lo pide, no cuadraba. Aludía a la OTAN que de «entrada no» se reconvirtió en un doble sí. Me adelanté, ya de vuelta en el Pirulí, a predecir esa realidad. ¡Cómo me pusieron los jóvenes socialistas enquistados en TVE! Ese viejo socialismo, disfrazado de populismo, la volverá a llamar ‘la Merkel’, cuando abandone Doñana.

* Periodista