Se nos ha ido Domingo Rodríguez-Borlado, así, de repente, arrebatado por su propio corazón, que no dejaba a nadie en la estacada, pero que le ha fallado a él mismo. Se nos ha ido Domingo, nuestro compañero de Diario CÓRDOBA, nuestro amigo, y sentimos ese dolor de la convivencia inacabada, de la injusta vida que lo ha privado de tantos planes para el porvenir, ahora que iba a poder disfrutar de las tardes, de los festivos tantas veces trabajados... Él consiguió algo tan difícil como que todos lo quisiéramos y respetáramos. No conocemos, en más de tres décadas de convivencia laboral, a nadie que haya hablado mal de Domingo, qué cosa tan difícil, y no conocemos, en boca de Domingo, palabra que quisiera hacer daño a otra persona. Firmes convicciones que no necesitaban levantar la voz, sindicalista de CCOO, activo en la Hoac, todavía no nos habíamos acostumbrado a trabajar sin él («Pregúntale esto a Domingo...») cuando hemos tenido que aceptar, de golpe, la más triste de las ausencias. Hoy todas las secciones del periódico están tristes, y la Redacción queda en silencio. ¿Quién nos dirá ahora: «¡Vamos, que empieza (la segunda sesión) el cine de verano!».