Las palabras de agradecimiento de Pedro Almodóvar al recibir el León de Oro en el Festival de Cine de Venecia, como reconocimiento a toda su carrera, parecen salidas del título de su última película. Dolor y gloria son dos palabras que el extraordinario cineasta español debe tener grabadas a fuego en el baúl de sus recuerdos, porque después de 31 años de profesión ha recibido todos los honores pero también muchos sinsabores al no haber sido reconocidas algunas de sus míticas películas en su momento.

El director manchego aprovechó la plataforma del festival para reivindicar los ecos de la movida madrileña de los años ochenta, que reflejó de manera magistral en sus películas Entre tinieblas o en Mujeres al borde de un ataque de nervios. Ambas películas no fueron premiadas como mejor película, a pesar de las críticas, como tampoco se ha llevado ahora la Palma de Oro del Festival por Dolor y Gloria, que estaba en todas las quinielas, por lo que, al recibir el galardón, declaro que era un acto de «justicia poética», una manera muy elegante de agradecer tal distinción.