El confinamiento a causa del covid-19 ha supuesto también el desarrollo de modelos económicos y sociales distintos que auguran un futuro difícil. Una derivada de ese futuro es el aumento significativo en el abuso doméstico como resultado de que las víctimas tengan que aislarse por sí mismas. La respuesta de las instituciones se ha visto muy mermada, siendo la prioridad fundamental en estos momentos críticos la lucha contra la pandemia.

El jefe de la oficina europea de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Hans Kluge, advirtió de la tendencia creciente de violencia doméstica en el continente durante la pandemia por covid-19. Kluge informó que varios países reportaron en abril un aumento de 60% en las llamadas de emergencia realizadas por mujeres sometidas a violencia doméstica. Por tanto, este modesto artículo no va exactamente sobre el covid-19, pero sí aborda alguna de las consecuencias. El confinamiento en muchos casos ha encerrado a las víctimas de violencia de género con sus maltratadores. Estas mujeres enfrentan a dos pandemias: el covid-19 y la violencia machista, lo que supone una gran paradoja que en el tiempo de la recomendada «distancia social», muchas personas se vean obligadas a convivir las 24 horas del día con su mayor enemigo visible, bajo el mismo techo, sin el alivio que suponen las rutinas del día. Sin la posibilidad de que esa convivencia malsana pueda ser interrumpida por otra actividad que no sea la de permanecer en casa, así los agresores perciben impunidad y seguridad, porque el encierro dificulta salir de la relación o interponer una denuncia. Así se percibe también esta realidad en diferentes países de nuestro entorno.

La organización ‘ONU Mujeres’, de Naciones Unidas, decía que medidas como la cuarentena y aislamiento social , puede generar un aumento en la violencia de género y la pobreza que viven muchas mujeres. En España, comenzaron a decirle a víctimas de violencia que fueran a buscar ayuda en farmacias y si no pueden hablar abiertamente para denunciar su abuso, lo hagan en clave, simplemente pidan una ‘máscara 19’ al farmacéutico. El Ministerio de Igualdad de España publicó una guía de actuación para mujeres que estén sufriendo violencia de género derivada del estado de alarma, recordando que los servicios de atención y asesoramiento a las víctimas «siguen activos» y han sido declarados «servicios esenciales» ,garantizados durante el estado de alarma, sin olvidar las víctimas infantiles de abuso, violencia de género, explotación y exclusión social. Decía el Teólogo Gustavo Gutiérrez: «El pobre es el que no cuenta, es el insignificante. y no es que toda mujer sea pobre económicamente, pero basta que sea mujer para que existan derechos que no están presentes. La liberación de las víctimas pasa por sus derechos inalienables a desarrollarse como ser humano, a ser tratada desde la dignidad y desde los derechos de igualdad y no discriminación y pasa por intolerancia de todos a cualquier manifestación de la violencia, El avance hacia sociedades de paz implica la transformación de todos y cada uno de nosotros».

*Licenciado en CC Religiosas