Hay personas del mundo occidental que, incapaces de digerir la crudeza de la realidad, deciden ver solo la cara A de la vida. Por ejemplo si tu padrino, que te ha hecho mas de 300 paellas a lo largo de tu vida, enferma gravemente, no vas a verlo al hospital porque no soportas el olor a sanatorio. Lo que realmente no soportas es el olor de la cara B de la vida.

Conozco personas multimillonarias en tiempo y dinero que cuando su padre enfermó y requería ser lavado y cuidado, dejó súbitamente de verlo. «Es que no puedo soportar ver así a papá», decía «con el corazón encogido». Su hermano mayor, sabedor de que Disney quedo en la infancia, se pidió todas sus vacaciones para sufrir disfrutando y disfrutar sufriendo de los estertores de su progenitor.

Hemos creado una camada de blanditos y blanditas de piel fina que morirían de hipotermia si una tormenta les pillara sin guantes, de eunucos mentales acomplejados e incapaces de solucionar un problema y expertos en sembrar discordia.

Los adictos a Disney creen que han venido a este valle de lagrimas a irse de rositas en un planteamiento infantilmente onírico. En el mejor de los casos la vida de una persona normal no es feliz, es dificil. La felicidad surge de forma esporádica y los momentos felices deben ser atesorados por infrecuentes . En definitiva, considero la vida apasionante pero no «feliz». Los adultos elegimos continuamente entre lo malo y lo peor. Entre susto y muerte.

En Disney no hay niños con cáncer como en Reina Sofia ni niños ahogados como en Melilla ni niños amputados como en Sarajevo ni niñas sin clítoris como en Nigeria, en Disney los niños son felices y blanditos.

Propongo como asignatura obligatoria de Medicina la asistencia a enfermos terminales y el aseo de enfermos impedidos.

Pero en el pecado llevan la penitencia. Solo el que se ha duchado en hoteles de una estrella donde la mugrienta cortinilla contacta con tu piel sí o sí porque está en su ADN y sientes ese escalofrío de grima se ha ganado el derecho a disfrutar al máximo del jacuzzi de la suite del Palace mirando a la torre de la Mezquita Catedral de Córdoba, uno de los diez monumentos más importantes del mundo.

* Médico