Hace apenas unas semanas se conmemoró el Día de la Discapacidad para dar visibilidad a las personas con tal condición. Mi amigo y poeta Jorge Villalobos y yo decidimos hacer varios post en redes sociales sobre el tema para ponerlo sobre la mesa, romper los tabúes reconociendo públicamente nuestra discapacidad (una que es imperceptible a la vista, porque hay muchas que pasan desapercibidas) e invitando al debate, especialmente en relación a la poesía.

Jorge hacía un llamamiento general y preguntaba cuántos poetas conocemos que hayan reconocido públicamente su discapacidad, a si las creaciones de estas personas están siendo reconocidas debidamente --porque no las vemos en las antologías-- y apelaba al canon. Al poco, salieron algunos nombres: Virginia Woolf, Francisco de Quevedo, Juan Ruiz de Alarcón, Vicente Aleixandre, Jorge Luis Borges... Pero había muchos sujetos que ya de entrada no entendían la pregunta. Tuve que explicársela varias veces. Además, Jorge hablaba del ahora: ¿cuántas antologías hay en las que aparezcan personas discapacitadas reconocidas como tal? No para entrar en tema de cuotas, sino para apelar al por qué muchas esconden su discapacidad, porque es imposible que solo Jorge y yo seamos las únicas dos poetas discapacitadas del panorama actual. Nos interesaba esa invisibilidad.

Sin embargo, la relación entre la poesía y el suicidio es algo más que venerado: un culto. Sylvia Plath, Alejandra Pizarnik, Virginia Woolf... Oh, las poetas suicidas a las que adoran tantas jóvenes que se adentran en sus primeros textos, algo totalmente contradictorio porque está prohibido hacer apología del suicidio en los medios, pero oh, Sylvia y Alejandra... Las leen por el mito sin tener ni idea de lo que implicó su sufrimiento.

En cualquier caso, lo que recibimos, aparte de incomprensión, fue ataque: un bullying desmedido sin un porqué. Tuvimos que denunciar varias publicaciones y comentarios en Instagram. ¿Esta es la diversidad social que tratan de vendernos en el siglo XXI? ¿Aquella que cuando se manifiesta con valentía es atacada? ¿Acaso conocéis nuestras historias, todo el dolor y sufrimiento que hemos pasado para llegar hasta aquí? La sociedad continúa atacando al supuestamente débil. Jorge y yo seguimos escribiendo y publicando, seguras y fuertes, por todas las que no pueden hacerlo.

* Escritora y periodista