Hace casi tres años una fotografía muy descriptiva del momento que vivíamos apareció en varios medios de comunicación. Acabábamos de vivir las primeras de las dos elecciones que tuvieron que ser repetidas más adelante. El Partido Popular revalidó el mandato con 123 escaños. En aquella imagen de portada y de páginas interiores se podía ver a Mariano Rajoy entonces reelegido presidente de Gobierno sentado en el hemiciclo y con una mueca de cierto estupor en su cara. Por delante de él cruzaba uno de los nuevos diputados de Podemos que ese día se incorporaba a la Cámara. La formación morada había conseguido unas semanas antes 69 escaños y su llegada al Congreso fue muy comentada por el cambio que supuso pero también por la parte más superficial de algunos analistas.

En la foto de Rajoy en cuestión el diputado de Podemos Alberto Rodríguez se convertía en protagonista involuntario. Su pelo con rastas era quizá lo que llamaba la atención al entonces presidente de Gobierno. La llegada del joven Alberto Rodríguez al Congreso era un síntoma de normalidad para la mayoría de la gente pero en una parte de la bancada popular no gustó demasiado su aspecto. Aquellos días pudimos escuchar a Celia Villalobos hablar de los nuevos diputados diciendo que no le gustaba que le contagiaran los piojos en alusión al peinado con rastas de Rodríguez. Una forma muy elegante de verbalizar el clasismo de la entonces vicepresidenta del Congreso Villalobos. Días después, por la polémica, ella dijo en Radio Nacional que había sido una broma estúpida.

Rescato la escena de Alberto Rodriguez porque esta semana ha vuelto a convertirse en noticia. Pero esta vez por un comentario que él mismo ha hecho sobre un diputado del Partido Popular que retrata su forma de entender la política a pesar de haber sido recibido al llegar a ella de la manera en la que acabamos de recordar. Rodríguez subió el miércoles a la tribuna para defender la posición de Unidos Podemos en política de empleo pero antes de comenzar se dirigió a Alfonso Candón, parlamentario canario como él y miembro del Partido Popular: «Nunca pensé que fuera a decirle algo así a alguien y menos a un diputado del PP, pero creo que lo vamos a echar de menos. Le voy a decir algo, que creo que es de las cosas más bonitas que se le pueden decir a alguien y es que es usted una buena persona». No conozco de nada a Alberto Rodríguez. No he hablado con él en mi vida. Pero se agradece mucho el gesto de esta semana sobre todo teniendo en cuenta cómo fue recibido hace unos años y porque que en el Congreso esta semana ha vuelto a ser noticia porque hemos vuelto a escuchar en el hemiciclo «fascistas» y «golpistas».

* Periodista