Tras las noticias sobre la nueva bajada de las inversiones en la provincia de Córdoba en los Presupuestos Generales del Estado, me pregunto: ¿Qué pintan los diputados cordobeses en el Congreso? ¿Qué cambio ha supuesto la existencia de la «nueva política»? ¿Defienden realmente los intereses de los cordobeses? ¿A quién rinden cuentas?

Las respuestas a estas preguntas, para mí son:

Que pintan bien poco en comparación con los diputados que sí han podido negociar por el interés de sus representados (PNV y diputados de Canarias). Que los diputados defienden los intereses propios y de sus partidos, quedando relegado a un segundo plano la defensa de las demandas de los vecinos de su circunscripción. Que la nueva política no ha supuesto un cambio sustancial a la vista de los resultados. Y que rinden cuentas a su líder, que los colocó o los favoreció para estar posicionados en una lista, y no por los electores que no los votaron directamente sino a las siglas de un partido.

Por tanto, no estamos ante un problema de falta de proporcionalidad del voto, como nos quieren vender los nuevos partidos sino ante la falta de una verdadera representatividad que no se soluciona porque tengamos diputados que vistan desaliñados y hablen de forma vulgar, sino cuando los ciudadanos elijamos directamente a nuestros representantes.

En el sistema actual, a los ciudadanos nos dan a elegir entre varios partidos políticos con listas cerradas y bloqueadas de desconocidos, configuradas «dedocráticamente» (incluidas las adulteradas primarias).

¿Cuál es la solución a esto, quizás un partido cordobés?

Para mí la solución más útil es una reforma del sistema electoral que se base en la figura del Diputado de Distrito que funciona creando pequeñas circunscripciones de alrededor de cien mil habitantes en las que se elige a un único diputado para el Congreso, que es elegido directamente por la ciudadanía y se debe a ella.

El diputado que al fin sea elegido en una votación a dos vueltas, será conocido y cercano a sus vecinos, deberá rendir cuentas y audiencia en su circunscripción de modo análogo a lo que lo puede hacer un alcalde. Y si no cumple con lo prometido durante la campaña electoral podrá ser revocado por la ciudadanía durante la legislatura y sustituido por su suplente. En definitiva, los cordobeses tendrían verdaderos representantes.

<b>Israel Ortega Padilla. Presidente de Lucena Libre</b>

Lucena (Córdoba)