El próximo miércoles, 24 de enero, celebramos la fiesta de san Francisco de Sales, patrón de los periodistas. Las pinceladas de su vida son apasionantes: Ejerce como párroco en la región protestante de Chablais, atrae a miles de personas con su predicación y catequesis, con su dirección espiritual y sus escritos. Sucede al obispo de Ginebra, refugiado en Annecy, a quien tanto había ayudado. Su fama traspasa las fronteras de Saboya y de Suiza. Como maestro de almas, quiere en todos, «una piedad dulce y apacible; que se haga amar de Dios primeramente, y luego de los hombres. Ser santo es hacer la voluntad de Dios y hacerla alegremente». Los periodistas lo eligieron como patrón porque fue de los primeros que lanzó un «periodismo volandero» en aquellas hojas que repartía, colándolas por debajo de las puertas de las casas, haciendo de su palabra y sus enseñanzas, letra impresa. Los medios de comunicación serán siempre los «nuevos areópagos», como los definiera el Papa Juan Pablo II, y los periodistas, «antenas de todos los tiempos», con graves responsabilidades ante la sociedad. Ahora, en nuestra época, el Papa Francisco se ha dirigido a nosotros en varias ocasiones, ha contactado directamente con el mundo periodístico, sobre todo, durante sus viajes en el avión, permitiéndoles toda clase de preguntas, incluso llegando a celebrar un matrimonio, a bordo. Sería interesante tener en cuenta esas «diez cosas que el Papa Francisco ha propuesto a los periodistas», y que Manuel María Bru ha publicado en un folleto. Son, ciertamente, muy interesantes. Primera, «no dejéis nunca de preguntaros: ¿qué es noticia?». Segunda, «comunicador: ¿Quién es tu prójimo?». Tercera, «huid de los pecados de la comunicación». Cuarta, «no contribuyáis al colonialismo cultural dominante». Quinta, «promoved la cultura del encuentro». Sexta, «que vuestra comunicación sea verdadera, buena y bella». Séptima, «que nunca os falte la inquietud, la conciencia de lo incompleto, y la imaginación». Séptima, «aplicad una hermenéutica religiosa para hacer información religiosa». Novena, «contribuid al encuentro fe/cultura desde el diálogo, el discernimiento y la frontera, empezando por la escucha que significa tener deseo de comprender, de valorar, respetar, custodiar la palabra del otro». Décimo, «algunos tenéis una vocación añadida: anunciar explícitamente el evangelio». No se pondrían sintetizar mejor los valores de una comunicación auténtica y eficaz. El Papa Francisco no le tiene miedo a los micrófonos, ni a las cámaras, ni a los entrevistadores. A todos atiende con plena disponibilidad. Sabe perfectamente que los medios de comunicación son hoy los «nuevos púlpitos» de un mundo anhelante, hambriento y sediento de felicidad. El problema es por qué caminos encontrarla. A los periodistas nos lo sugiere.

* Sacerdote y periodista