Algo me avisa de que tenga cuidado con lo que escribo, porque el Poder no admite críticas, solo lacayos y borregos. Y otro algo se echa a reír como un beodo, y me contesta que no me preocupe, que el Poder se ha inventado una nueva manera mucho más refinada de borrar a quien quiere criticarlo. Antes, las dictaduras eran toscas, elementales: perseguían, encarcelaban, torturaban y mataban. Pero tras siglos han aprendido y se han modernizado. Ahora simplemente ignoran al peligroso y lo condenan a no existir. El Poder tiene su tramoya muy bien montada en un perfecto reparto de papeles. Están los que lo alaban, lo aúpan y lo sostienen. A estos se les ve. Los peligrosos son los que se hacen los contestatarios y rebeldes, y protestan, se manifiestan, vociferan, con la falacia de que gracias a ellos el Poder caerá. No quieren darse cuenta de que forman parte del mismo guión, el mismo cinismo y la misma hipocresía que dicen minar. Solo los que el Poder detecta como nocivos son expulsados al desierto; es decir, ignorados, borrados y olvidados. Primero se les ofrecen prebendas; luego se les hace saber que no existen, que lo que hablan y escriben es vacío, hasta que sientan que fuera del redil solo hacen el ridículo. Y a ver quién resiste así una vida entera. Es la refinada dictadura en la que dormimos. Lo de encarcelar, maltratar, amordazar tiene mala prensa. Hasta los mitos y los mártires son creados desde el Poder. Ahora todo se hace con guante blanco, con una sonrisa, bien estudiado en los gestos y atavíos; con asepsia y refinamiento; nada de estridencias que puedan soliviantar al rebaño. Lo que sea menos molestar la siesta del corral. A la oveja negra se la tiñe, se la ignora, y que paste lo que quiera. A ver si aguanta. Es, como todo en estos tiempos, más cómodo, más barato, más sutil, más civilizado, más útil, más productivo. Y todos ganamos. Poco a poco, con labor de herrumbre, se mata el germen de la semilla de la libertad, para que todos acabemos por vivir en la ensoñación de creernos libres bajo la protección del consumismo. La libertad en cómodas frases de filósofos marionetas que nos calienten como fuego de papel. Lo importante es que nadie se pare a oír el silencio y la soledad con que se decapita al que incordia.

* Escritor