Cuando esta pesadilla del coronavirus termine quedarán en nuestras vidas muchos cambios, algunos muy positivos, fruto de las reflexiones, buenas obras y esfuerzos de estos días de confinamiento, otros terribles en lo económico sobre todo, pero también en forma de psicosis, manías y problemas mentales contra los que hay que prepararse.

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Como quedan muchas jornadas de encierro y este texto es corto, me centraré en un aspecto práctico en el que pienso: ¿Cómo será el abastecimiento de las casas? Hasta ahora nos preocupábamos, básicamente, de que hubiera leche, detergente y (en mi caso) latas de atún, cuya ausencia me demostraba la absoluta incuria doméstica en que había podido caer.

En el futuro, además de estas dotaciones, todo el mundo tendrá lejía, varios botes de alcohol guantes de plástico y mascarillas. Esto último no será difícil, pues mientras las administraciones siguen sin abastecer al personal sanitario y de servicios que se juega la salud por nosotros, con la triste noticia del fallecimiento del primer sanitario en Córdoba, el médico de atención primaria Manuel Barragán, cientos de mujeres (habrá algún hombre, seguro) están haciendo en sus casas mascarillas y gorros de cirujano, para suplir con la solidaridad lo que no alcanzan las instituciones. Al final, mi gran deseo es que sobren muchas mascarillas, y guardar alguna de las que se están haciendo con tanto amor en tantas casas.

Los grupos se han creado a distancia, con una red de trabajo que se agencia las telas (muchos donantes, empresas y particulares), distribuye la actividad y recoge a diario el material terminado. Hay, desde tutoriales en Youtube para soluciones, digamos, de "autoayuda" hasta empresa de tejidos o fábricas de tapicerías que se han puesto manos a la obra. Pero quiero hablar aquí de estos grupos bien organizados que surgen de alguna ONG o de particulares, creados en Córdoba, en Priego, en Baena, en Peñarroya… creo que hay en todas partes mujeres trabajando en ello. La abogada Aurora Genovés dedica las tardes a esta costura, y me da acceso (solo voy a entrar un ratito, para cotillear) al grupo de wasap Costurerasolidariacord y alucino con el movimiento: donación de tela o de dinero para comprarla, quién la recoge, han hecho un pedido… ¿Quién puede hacerse cargo? "¡Cuenta conmigo!”. Es estupendo. Una de ellas se quedó sin hilo y lo comunicó en los buzones de sus vecinos. Al día siguiente tenía una bolsa llena de carretes. Con este ejemplo, `por suerte uno de muchos, de buena gente que dedica su tiempo a los demás me consuelo por hoy.