Un chico guapo de unos 17 años recorría las dos o tres manzanas más cercanas a mi casa, la de mis padres, cuando yo era adolescente (y también años después, cuando ambos éramos jóvenes), andando más bien deprisa, y arrancando de los setos trozos de hojitas, o pequeños manojos que llevaba en la mano.

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Era el «chico raro», el que no devolvía el saludo y casi nunca te miraba. No sé si entonces se conocía el trastorno del espectro autista. Es decir, no sé si emplearon la palabra «autismo», pero nuestros padres nos explicaron que no era raro, que simplemente era así, que estaba como aislado del mundo, y que sus padres dejaban ya que saliera solo sabiendo que iba a hacer siempre el mismo recorrido y que todos los vecinos del entorno le echaban un ojo, pendientes de que estuviera bien y de que nadie le hiciera daño. Y que nosotros, los hermanos, también debíamos respetarlo. Bueno, esto último no era necesario que lo dijeran, la verdad, el matonismo nunca ha sido lo nuestro.

No sé si aquel chico tropezó alguna vez con alguien que lo incomodara o hiciera sentir mal. Desde luego, ni lo presencié, pues, aleccionada como estaba, no lo hubiera consentido, ni me enteré de ello si ocurrió. Solo sé que hoy, cuando escribo este diario, es el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo, que veo en la ventana de enfrente un cartel solidario que lo recuerda, y que pienso en los incidentes que han tenido algunas familias con hijos que tienen este trastorno cuando la gente ha visto a los chavales pasear con algún familiar estos días de confinamiento. Ya estamos todos más o menos enterados, y quizá con ello las situaciones de reproches violentos y malencarados se terminen.

Pero yo pienso en aquel chico, no hoy, sino todos los días, porque volvió a mi memoria desde que empezó el encierro. Iñaki no era un niño, era en tamaño todo un hombre fuerte, pero no puedo imaginar lo que le hubiera pasado si lo hubieran recluido forzosamente, a él, que pasaba varias horas todos los días andando a buen ritmo y recolectando aquellas hojitas verdes.