Vivo en Madrid en uno de esos barrios confinados que nuestra queridísima Ayuso ha cerrado y de los que no se puede salir más allá si no cuentas con un salvoconducto para ir al trabajo (queridos representantes de la patronal, basta ya de no apostar por el teletrabajo, que está demostrado que somos mucho más productivos y no ponemos en peligro a nuestras familias) o al médico (con justificante impreso). En muchos casos, han dividido familias por residir tan solo dos calles más allá o en una de tantas ciudades dormitorio, dejando a los más mayores desprotegidos. Si intentas ir a ver a tu madre o padre mayor, dependes de la empatía del policía de turno, ya sea por carretera o en metro, porque hay controles en los puntos limítrofes.

En mi caso, me obligan, junto al resto de familias del barrio y personas mayores, a pasear por dos únicas avenidas de mucho tráfico. Qué bien sienta eso a los pulmones. No hay ni un solo parque dentro de los límites de nuestro permitido espacio vital. Y o nos hacemos las uñas, vamos a la peluquería, hacemos la compra o paseamos y hacemos deporte tragando humo. Está prohibido sentarse en los bancos. Está prohibido que los niños juegen en los columpios de la única plaza que hay...

Nada de cine, teatro o librerías. Ningún hospital (ni de humanos ni de animales). Solo bares de toda la vida en los que, en el fondo, no se respetan las medidas de seguridad. Ese es el ocio de mi barrio.

¡Viva! Aplausos para el alcalde y la Ayuso que día sí y día también nos llena los grupos de whatsapp de titulares irrisorios y memes que no tienen precio.

Así que voy a pasar los últimos días antes de cumplir treinta años comiendo buñuelos separada de mi familia madrileña elegida, mis amigas y todo aquello que hace que la vida valga la pena para mí: disfrutar de su compañía, ir al cine o al teatro, hacer ruta de librerías o pasear al sol por algún parque. Leeré mucho, jugaré al Animal Crossing (que es lo único que consigue bajar mis altos niveles de ansiedad), mimaré mucho a mi gata, besaré una y mil veces a mi marido y le diré cuánto lo quiero, veremos Netflix, HBO, Amazon Prime y Filmin (las tenemos todas), cuidaré de mis plantas, pasearé tragando humo y, si acaso, saldré a tomar café con las dos únicas amigas que tengo en el barrio (a las que conocí a raíz del confinamiento y benditas ellas y todo lo que me cuidan). Punto.

* Escritora y periodista