Yo pensaba que el Papa nos había salvado del monótono y reiterativo ruido de las ruedas de maletas de los domingos por la tarde cuando por wasap leo de un --creo-- creyente: «Este hombre ya chochea. ¿Tú crees que autorizar una entrevista con ese impresentable?». Y pensé en el tiempo que vivimos: a 80 años del término de la Guerra Civil y a 40 de que Julio Anguita fuese elegido alcalde comunista de Córdoba después de la dictadura. Y volví a pensar en el Papa, el protagonista de la entrevista deseada por cualquier periodista. Porque Francisco dijo cosas tan esenciales para el ser humano como que «nunca vas a tener paz con un muerto escondido» en relación a la Memoria Histórica y a la búsqueda de los restos de las personas asesinadas durante el franquismo. «Una sociedad no puede sonreír al futuro teniendo sus muertos escondidos», porque «los muertos son para ser enterrados», por eso «nunca se va a tener paz con un muerto escondido». En relación a la crisis migratoria --que no es solo la de los barcos, sino el trato que se le da a quienes ya viven en nuestro entorno, a los que criticamos porque, decimos, nos quitan la salud, el trabajo y los pisos-- Francisco dijo que «el problema de Europa es que se envejeció de golpe, pero no tiene hijos» ni «recibe migrantes». «Europa --dijo-- se olvida de que está hecha de migrantes que vinieron con corrientes migratorias y de que sus hijos golpearon las puertas de América tras las guerras». Como cuando del campo sin sueldos y con pobreza nos fuimos a Alemania y a Francia a mejorar nuestra vida. En cuando a si la Iglesia tiene que pagar impuestos al Estado Francisco dijo que «los hombres de Iglesia son ciudadanos y tienen que cumplir con todos sus derechos de ciudadanos». Sobre los muros entre naciones dijo que «el que levanta uno termina prisionero del que levantó», en referencia al que Trump intenta construir en la frontera de México. El periodista Jordi Évole mostró al Papa cómo son las cuchillas de las concertinas que separan España de Marruecos y, afectado, dijo que esto «demuestra hasta dónde es capaz de descender la humanidad de una persona». «Tal es la inconsciencia que parece lo más natural, nos hemos acostumbrado a esto. El mundo se olvidó de llorar, esto es lo más inhumano que hay». «Cada vez hay más pobres con muy poca plata», lamentó el Papa, quien, además, critica que con el capitalismo «salvaje» «estamos en una tercera guerra mundial a pedacitos». Y sobre la venta de armas de España a Arabia Saudí el pontífice afirmó que los gobiernos que lo hacen «no tienen derecho a hablar de la paz» porque «están fomentando la guerra en otro país y después quieren la paz en el propio». ¿Quién dice que el Papa desvaría o chochea?