El verano quizás sea la época más propicia para poner en pie el engranaje, la estructura y los pilares de la lectura. Libros hay muchos y muy buenos, el último que he leído se titula Cancionero, de los autores Rafael Ruiz, Bartolomé Delgado y Calixto Torres. La ilustración de la portada es del artista Joaquín Salgado, muy en su estilo, la libertad inherente a su pincel. Editado con gusto por Detorres Editores. Literaria y humanamente son diferentes, no se sujetan a la tiranía de la vanidad. Sinfonía de talentos. Hacen malabarismos sobre el alambre, un triple salto mortal sin red. Este libro es el paraíso ideal para disfrutar de un estallido de sensaciones. Es el escenario perfecto para el viaje soñado. Es el punto mágico en el que la realidad ocupa el lugar de los sueños. En él podemos encontrar grandes tesoros como la sabiduría. Es el momento adecuado para hacer submarinismo por la literatura y descubrir los fondos marinos de la poesía, navegando a bordo de la embarcación de la lectura. El gran aliciente es lo que subyace entre líneas. Ideal para los lectores que quieran aproximarse a la obra de estos autores, que diseccionan la vida por escrito. Son tres intelectuales en todos los sentidos de la palabra. Versos afilados como un estilete que penetra primero en la piel hasta atravesar las entrañas. Textos que comienzan su proceso de crisálida, directos como un dardo desgranan el laberinto de emociones que desembocan inexorablemente en el ahora. Evidente es el magnetismo que despiertan estos escritos. Especialmente me han gustado los aforismos de Calixto. Me ha seducido su frescura expresiva, ingeniosos, incisivas percepciones vitales, rehenes de su propio contenido. «He destrozado ratos de espera junto al fuego/ he permitido que silencie la caricia más sosegada/ que agote el cansancio su tentación de amparo/ deshojando juicios de culpa» (Calixto Torres).