Se celebra estos días en Córdoba el X Congreso de Análisis Textual de la asociación Trama y Fondo con un objetivo delicioso: analizar De como la copla canta el deseo de la mujeres. !Qué título más bonito para qué objetivo más maravilloso! Hay desde ayer conferencias, música y eventos que tratan de poner de manifiesto lo que la copla, nuestra personalísima y única copla, ha transmitido sobre los deseos de las mujeres con un programa tan atractivo como evocador y hasta sugerente, que pretende aflorar la dimensión desconocida, al menos para mí hasta ahora, de lo que se ocultaba detrás de las damas de la copla -y de algún hombre mítico- y lo que expresaban con sus letras cargadas de pasión en tiempos de pecado, de valentía en tiempos de patriarcado y de libertad en tiempos de machismo, en una época en la que se presumía sin más la moral ligera de muchas mujeres y desde luego de las que cantaban, porque ninguna mujer de «bien» se dedicaba a «eso». !Cuánto hemos avanzado para llegar hasta hoy, donde nuestras estrellas de la música son referentes sociales!

La bonaerense Magdalena Nile del Río fue bautizada artísticamente como Imperio Argentina, narrando en su mítica Mal pagá el despecho sufrido hacia la gitana por un amante -«Cruzaos los brazos pa no matarla, cerraos los ojos pa no llorar, temió ser débil y perdonarla y abrió las puertas de par en par»- , despidiéndose de ella con maldiciones como esta: «Gitana que tú serás como la falsa moneda que de mano en mano va y ninguno se la queda».

Hoy nuestra rotunda Rosalía, esa que me eclipsó en la gala de los Premios Goya, con esa puesta en escena, en rojo sangre y dolor, en rojo amor y pasión, en su último tema y vídeo de la canción Bagdad, en pleno 2018, cuando el feminismo se erige como el movimiento más potente del siglo XXI, habla -sin pronunciarse- de la representación de la mujer cosificada y sexualizada, de una mujer que como aquella «gitana» está «solita en el infierno, en el infierno está atrapá» porque entre aquellas mujeres y estas, tal vez no tan en el fondo, exista demasiada poca diferencia y una gran semejanza: siempre hay hombres que pagan un precio por ellas.

Se nos tacha de feministas a quienes queremos poner énfasis en estas visiones femeninas, sin entender que se trata únicamente de poner de manifiesto que pasan los siglos y las coplas y siguen existiendo hombres que pagan mujeres atrapadas y solas.

* Abogada