Desde los años finales del pasado siglo ya no es causa de extrañeza la mediocridad, la vulgaridad, la irresponsabilidad, la inexperiencia y la chapuza, aunque constituyan la maldición de la sociedad. Por el contrario el trabajo bien hecho, la preparación intelectual, académica y científica, la excelencia, el esfuerzo y el mérito personal son connotaciones despreciadas (mucho más en aquella juventud que se ha ilustrado motu proprio, aunque lamentablemente gran parte en paro o inactiva), ninguneadas por aquellos que han alcanzado la cúspide del poder político en connivencia, directa o soterrada, con los popes y directores de los movimientos bursátiles y de la economía (y téngase en cuenta en ese sentido que poder económico y fuerza política se alimentan entre sí), pues nunca, unos y otros, han deseado, salvo en algunas loables excepciones, que los mejores sean los que dirijan los asuntos del gobierno, ya que no desean que éstos les sustituyan o a su lado les hagan sombra, y por tanto postergando con esa desdeñosa e insolidaria actitud la prosperidad del país y su desarrollo. A mayor abundamiento, hoy es el monto del endeudamiento público superior con creces al PIB nacional, con la consiguiente pérdida de soberanía. Destinándose, año tras año, de los presupuestos generales mermadas asignaciones y apoyos para el emprendimiento empresarial, la investigación y la aplicación práctica de las derivadas nuevas tecnologías; lo que nos hace ser menos competitivos frente a la variada y puntera producción industrial de los países más desarrollados y hasta de algunos de economías emergentes.

Por tanto falla la educación al respecto de la conciencia nacional y el acicate y la disposición de todas las fuerzas posibles al servicio del desarrollo económico y social, entendiendo el asunto como una general cuestión de Estado, por encima de la legítima confrontación partidista, o su baldón la sectaria, y la desleal pretensión de algunos dirigentes territoriales de fraccionar o romper, con vanos y anómalos postulados, el esfuerzo global necesario.

* Doctor Ingeniero Agronónomo. Licenciado en Derecho