Por mi experiencia profesional en los últimos años, vinculada a la Administración Local en los asuntos relacionados con el análisis y diseño de acciones locales para el fomento de la actividad económica y la creación de empleo, primero como técnico en el Observatorio Local de Empleo del Ayuntamiento de Córdoba y, posteriormente, en la redacción técnica del Pacto Local por el Empleo y Fomento Empresarial y en el equipo técnico del Instituto Municipal de Desarrollo Económico y Empleo, he llegado a una serie de conclusiones sobre las debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades del modelo de desarrollo económico de nuestra Ciudad.

Empezando por las cuestiones negativas, entiendo que actualmente padecemos una serie de puntos débiles como pueden ser los efectos de la desindustrialización de los últimos treinta años, el aún escaso espíritu empresarial, la fuga de inversiones hacia otros puntos de la provincia y/o provincias limítrofes, el fenómeno de la economía sumergida en sectores económicos clave para el municipio, la aún insuficiente conexión Universidad-empresa y falta de anclaje del capital humano cualificado.

Existen asimismo una serie de amenazas a futuro sobre el desarrollo de la ciudad como pueden ser la falta de atracción de Córdoba para inversores exteriores (en este tema el Pacto Local por el Empleo tiene proyectos interesantes que está previsto desarrollarse inminentemente), la poca conciencia que existe en la ciudad sobre la competencia de los ejes de desarrollo Córdoba-Sevilla y Córdoba-Málaga, así como la aún inexistente ventanilla única para el inicio de nuevas actividades empresariales, que el Ayuntamiento de Córdoba ya ha intentado concertar con las otras administraciones.

Pero, sin duda, las posibilidades de desarrollo de nuestra ciudad tienen muchas más zonas de claros, de aspectos positivos. Así, entiendo que como fortalezas podemos destacar nuestra condición de Ciudad Patrimonio de la Humanidad, nuestra situación geográfica estratégica, la gran potencialidad del sector turístico como actividad económica clave (en el Estudio de Necesidades Laborales del Tejido Empresarial de Córdoba, realizado a instancias del Instituto Municipal de Desarrollo Económico y Empleo, se confirma este extremo), sectores de actividad de gran tradición y bastante potentes como el sector joyero y transformación agroalimentaria, importante red de empresas en el sector público ambiental (Sadeco, Emacsa y Jardín Botánico), potencialidad de la industria verde aprovechando la condición de Córdoba como ciudad ejemplar en la gestión de los residuos urbanos, asociacionismo extendido en todos los niveles (social, económico y vecinal), así como la concertación económico-social en forma de acuerdos entre los agentes institucionales, económicos y sociales en materia de empleo y desarrollo económico (Pacto Local por el Empleo y el Fomento Empresarial 2004-2007), y el diseño participado del II Plan Estratégico de Córdoba, proyectos en los que he tenido el honor de participar.

Finalmente, quiero abundar en lo positivo que supone una serie de oportunidades colectivas que tenemos por delante como son la candidatura de Córdoba Ciudad Europea de la Cultura, el desarrollo del nuevo PGOU con el incremento importante de suelo industrial que debemos llenar de empresas, ampliación/nuevo aeropuerto, necesidad de avanzar en la implantación de nuevas tecnologías en los sectores de actividad típicamente tradicionales, impulso de acciones públicas de atracción de inversores externos para nuevas iniciativas empresariales que puedan generar de forma intensiva empleo, así como la consolidación de un área metropolitana en torno a la ciudad de Córdoba.

Como conclusión, quiero destacar que la ciudad de Córdoba tiene ilusionantes retos colectivos en términos de desarrollo económico, social y cultural, que se tienen que abordar con claridad, con la implicación colectiva decidida de los agentes institucionales, económicos y sociales, pero también con la participación activa de la sociedad civil, de la ciudadanía, acorde con un concepto de Administración Pública participada, democrática, de gestión de lo público en continua relación con la aportación de las personas como elemento central de actuación.