¡Si yo ya tenía pensado intitular así este mi artículo, mucho antes de la campaña electoral, antes incluso de 2015! Ay, tendría que haberlo registrado cuando estaba a tiempo. Me habría demandado a mí mismo, por auto plagio. De cualquier manera, deseo distanciarme, pública y jurídicamente, de toda vinculación tanto pesoísta como coachinadora. No estoy yo para litigios. Qué digo; os regalo mi eslogan. Podéis arrastrarlo, mancharlo, apropiaros de él como queráis, prostituirlo en carteles electorales, explotarlo comercialmente a vuestro antojo, ¡no me importa! Es más, cualquier “emprendedor” con dos dedos de frente, me parece a mí, disfrutaría con la idea de ver su lema aquí y allá, publicitado. ¡Ahí está lo bueno del Google! Correspondencias, repeticiones, contrastes. Al final se trata de aparecer, ¿no? Pues nada. ¡Pero qué apestosa consultorización de la creatividad! Da la impresión de que esta gente mide y sopesa cada vocablo en vistas a un posible litigio, valorando costas e ingresos. Toda una especialización: “Invierte en frases: Master de querellista coachinista apropiador de expresiones”.Quizir, vamos-a-ver. ¿Puedo hacerme el dueño de tres palabras reunidas en un orden determinado? Traduzcamos al inglés: “Make it happen”, según parece, es el título de un libro, una película, una canción y vete a saber. Se lo recuerdo al poseedor o poseedora de la frase “Haz que pase”, por hacerle un favor, oiga, no vaya a ser que pueda sacar algún dinerillo por ahí. Por cierto, ¿cambiaría la naturaleza del problema si usamos comas, guiones, barras? ¿Y qué hay de los signos de admiración? “¡Haz-que-pase!”. Queda bonito, ¿no? Y pone de manifiesto la estupidez integral del sistema, el absurdo, el infantilismo básico de polémicas y debates en el maravilloso mundo de la Actualidad Nacional. Joder, cómo me divierte echar un vistazo a las pantallas. Surrealista pero cierto.

* Escritor