La historia del socialismo español es larga, prolija y trascendente para España. No es el objetivo de la de hoy darla a conocer pues seguro que usted, querido lector/a la conocerá, y si no le invito ardientemente a conocerla, sino seguir su hilo secuencial o argumentativo, o por qué no entrar en harina, ideológico. Los socialistas españoles, desde que Pablo Iglesias fundó el PSOE, con errores y aciertos como es lógico y humano, han ido sustanciando la ideología socialista. Por reseñar algunos de los cambios de rumbo del socialismo español: la dimisión de la Comisión Ejecutiva Indalecio Prieto (octubre de 1924), en protesta por la colaboración del partido con la dictadura de Primo de Rivera a raíz de la entrada de Largo Caballero. El abandono del republicanismo y el rechazo a la OTAN con Felipe González; la ley de patada en la puerta de Corcuera. La huelga general de 1988 y la fractura con la UGT, entre otras. Han sido puntos de inflexión trascendentes con connotaciones críticas y con no menos sangría de votos, pero con un denominador común en todos y cada uno de los pasos o golpes de timón: el debate ideológico dentro del partido, esto es, por si así suena más contundente e íntimo: intra muros. Por supuesto, alguien se puede preguntar, y ¿qué es el debate ideológico? Pues de una manera esquemática, un compromiso intelectual con la historia del partido y su compromiso con el progreso social sin hacer uso de la lacra del sectarismo. El debate intelectual e ideológico siempre ha estado presente en los referidos estadios en el PSOE, entre otras cosas porque aquellos que llegaban a la ejecutiva tenía que demostrar su bagaje intelectual. Pero hete aquí que llegó Zapatero y el debate ideológico pasó al viento que no es de nadie. Como la ideología o la falta de esta que hasta el momento se le supone a Sánchez. Se pueden perder votos pero no identidad. Eso no se recupera.

* Mediador y coach