Ríanse ustedes del debate político de la campaña electoral. En las casas cordobesas, lo que se debate estos días es si hay que quitar ya el brasero y las enagüillas. En las tiendas, en los bares, en el trabajo y entre los amigos la conversación se divide en dos bandos: los que dicen que con estas temperaturas las han quitado ya y hasta las han lavado y guardado en el altillo y los partidarios del «hasta el 40 de mayo no te quites el sayo», que en Córdoba casi nunca es un refrán realista, y que esperan cautelosamente a que se confirmen los calores. Por lo pronto, se nos anuncia que el fin de semana van a bajar las temperaturas unos once grados. Quizá el brasero no sea necesario, pero echarse por encima el suave paño de la mesa camilla no molestará.