¿Cómo se puede cerrar el pulmón espiritual de Córdoba? Cuando las alegaciones son infundadas, Córdoba no debería permitirse esto, aunque la voluntad venga de Roma, o eso dicen. Con el debido respeto, eso no se lo cree ni Dios. Tanto silencio. Un patrimonio interior rico y abundante en la fe, cerrado a cal y canto. ¿Por qué? Oscuros intereses.

No soy religioso ni tengo votos, pero... Me refiero a San Pancracio o el convento de las monjas Clarisas, en el barrio de Santa Marina. En primer lugar, prácticamente ya han ubicado a las hermanas en otros lugares por falta de vocaciones. Me extraña. Malestar entre las hermanas jóvenes al tener que atender y cuidad a las hermanas más deterioradas físicamente. No cuadra.

Ese obrador que ya no existe, donde se vendían dulces cabello de ángel. Con una dulzura, un paladar y un cariño elaborados maravilloso. «Se nota que son dulces de monja, qué paladar». Esos tapones inservibles que el personal con mayor o menor fe acude voluntariamente, altruistamente, para ser entregados a empresas donde se liquidan con un dinero que ayuda a los más necesitados a paliar su deterioro físico y humano: enfermedades. Esos atuendos de prendas ya de segunda mano. No van a la basura. Gracias a Dios, no. Estas monjas remendaban lo servible y lo donaban, bien a Cáritas, bien a los más necesitados.

Ese alimento con el que paliar, dar comida al hambriento. ¿Y ahora, qué? Con el debido respeto, abrazo y me abrigo con el beneficio de la duda. Tanto bien como ellas, las hermanas, han hecho.

Culto espiritual a la Madre fundadora, culto espiritual a San Pancracio, culto a San José Cupertino (para los malos estudiantes), culto al Milagroso Niño Jesús del Mayorazgo. La devoción popular, sí, pero ¿quién es el atrevido que puede dudar de estas devociones? Os eché de menos cuando el pasado Domingo de Resurrección no estábais en la azotea de vuestro convento regalando con la petalada a Nuestra Señora de la Alegría, cotitular del Señor Jesús Resucitado. ¡Qué extraño, ellas no están! Se os divisaba en lo alto, imposible acceder a vosotras. Pero ahí estábais.

Es que en el último capítulo se nos revisó la clausura. Con el debido respeto. Si no estáis en el mundo, cómo vais a rezar y orar por el mundo. Vuestra ayuda innegable es muy eficaz. Vuestra faceta de escuchar lo mundano y a través de la oración: ayudar y paliar a los corazones doloridos y almas con dudas. Una vez me comentaron personas religiosas: «La Iglesia es humana, pecadora y santa a la vez». Voto de obediencia razonable. Explicar y aportar opiniones. Si no estáis en el mundo, no conoceréis sus penurias, ni rezar por el mundo. Ojalá no se cierre el convento y todo regrese a antaño, pues, con el debido respeto, Roma conoce al daño a Córdoba. Gracias. O existen intereses ocultos. ¿Se va a permitir semejante ultraje espiritual?. No es la voluntad de Dios cerrar el convento. A mi modesto entender, es la voluntad humana, a veces santa, aunque siempre pecadora. Para que el bien se cumpla es necesario que exista el mal.

<b>Juan Sebastián Roldán Ordóñez</b>

Córdoba