Seguimos siendo una de las ciudades más pobres de España, y el desarrollo de nuestra ciudad pasa, entre otras cosas, por la cultura y la tecnología. Ambas deben ir de la mano, sin embargo, paradójicamente en algunos casos se toman acciones y en otros hay omisiones, que hacen que el crecimiento y progreso de Córdoba no termine de despegar. Hasta el día 28 podemos disfrutar del festival internacional Flora, una estupenda iniciativa cultural que conjuga creatividad, arquitectura, flores y turismo. A la vez que se disfruta del paseo por nuestras calles y callejuelas se pueden admirar las obras florales de seis artistas internacionales enmarcados en patios emblemáticos como el de la Posada del Potro o el del reloj solar de la Diputación, y también en los jardines de Mateo Inurria, y con visita a los Palacios de Orive y de Viana, y al Museo Arqueológico. Todo ello con un trasiego de gente animada por esta propuesta turística-artística que seguro ha supuesto un enriquecimiento, económico para la ciudad y cultural para los visitantes, quedando aún días por delante para seguir disfrutando de ella. Pero Córdoba es una ciudad de contrastes, y con demasiadas caras y cruces, y cuando algo positivo se mueve en ella, salta la noticia de que nos hemos quedado fuera de las ayudas europeas smart city, destinadas al impulso de las ciudades inteligentes, de las que ya disfrutan entre otras ciudades andaluzas Sevilla, Jaén, Granada y Huelva. Parece ser que no es que no nos las hayan concedido sino que ni siquiera se solicitaron, siendo incomprensible e injustificado que se haya dejado pasar esa ocasión de recibir financiación europea cuyos objetivos eran garantizar en Córdoba un desarrollo sostenible, una mejora en la calidad de vida de los ciudadanos, una mejor gestión de los recursos disponibles y la participación de la ciudadanía. Esas ayudas están dirigidas al uso de las tecnologías de la información y de la comunicación o TICS para gestionar esta infraestructura, creándose sectores de oportunidad para nuestras pymes, quienes podían aportar su conocimiento y tecnología. No solo se generaría empleo sino que haríamos de nuestra ciudad más sostenible en una triple vertiente: económica, medioambiental y social. Una ciudad inteligente requiere una visión global a largo plazo, con acciones conjuntas y no puntuales, para que la hagan más competitiva y con capacidad para atraer más inversión y financiación pública y privada. Nuestro Ayuntamiento no puede perder más ayudas y subvenciones europeas que redundan en nuestro desarrollo tecnológico cultural. Ha comprobado que cuenta con los cordobeses en las iniciativas sociales y culturales que programa, pero estos no aceptan que se pierdan ayudas europeas que beneficiarían el desarrollo y crecimiento inteligente de nuestra ciudad.

* Abogada