Este titular así expresado podía mal entenderse, pensado que todos los componentes de la Guardia Civil se inclinan de manera generalizada a pintarse el cuerpo, su cuerpo, de manera perpetua; es decir, de exhibir tatuajes ‘en sus miembros’…, pero tranquilos, no es tal.

Lo que ocurre por decisión política o considerado por sus altos mandos del instituto armado (o por ambos conjuntamente) es que han determinado que aquellas personas, hombres o mujeres que hayan superado las «no fáciles pruebas de selección» para formar parte de la Guardia Civil, si tienen algún tipo de tatuaje no sea inconveniente ni obstáculo para ingresar. Con ello, se abre la posibilidad (antes cerrada) de aceptar también, si algunos de sus efectivos (insisto, sean mujeres u hombres) deciden exhibir determinada frase o cualquier otro motivo en su propio cuerpo con un tatuaje.

Ya la Legión Española, desde su fundación hasta nuestros días, ha permitido esos tatuajes a sus legionarios, los cuales mostraban en los brazos o en el pecho bien el rostro de una mujer, su nombre o el semblante de su Cristo: el de la Buena Muerte. Así pues, en lo sucesivo, no será nada raro ver en el cuerpo benemérito a algunos/as guardias civiles mostrando algún motivo o expresión tatuado…, de lo que ya portan con orgullo en su corazón esculpido a fuego: «El honor como divisa».

Sea con tatuaje o sin él, seguirán siendo los miembros de la Guardia Civil lo mejores defensores de nuestras libertades y derechos, como de nuestra seguridad personal y colectiva. Conformando esta honrosa institución, reconocida y la más valorada que tiene y mantiene nuestra querida y mal entendida España. ¡Gloria y honor a ella!

<b>Manuel Armenteros Martos</b>

Tres Cantos (Madrid)