Cuando ETA mataba, era un momento terrible desde el punto de vista humano. Sin embargo, el momento actual es más difícil, porque antes estábamos juntos PP y PSOE en el mismo bloque». Son las últimas declaraciones polémicas de Cayetana Álvarez de Toledo, en El Correo. Cuando ETA mataba, políticos de diferentes partidos morían. Pensar diferente era motivo de ejecución. Cuando ETA mataba, ser empresario, guardia civil, policía o funcionario de prisiones era una profesión de un riesgo excepcional. Cuando ETA mataba, había muchos ciudadanos anónimos que vivían aterrorizados. Por ejemplo, daba miedo pillar un semáforo en rojo junto a un furgón de las Fuerzas de Seguridad, porque todos eran susceptibles de saltar por los aires. Cuando ETA mataba, había plenos municipales en los que la izquierda abertzale no condenaba el asesinato de su vecino o incluso de su familiar. Cuando ETA mataba, no siempre PP y PSOE estuvieron juntos, como dice Álvarez de Toledo. De hecho, daba la sensación de que solo Aznar podía dialogar con los terroristas para que bajaran las armas. Cuando lo hizo Zapatero, los populares impulsaron manifestaciones contra las supuestas cesiones de aquel Gobierno. Llegaron a acusar al entonces presidente de «traicionar a los muertos». Es cierto que el Pacto Antiterrorista fue una magnífica noticia para los ciudadanos y pésima para los asesinos. Es indudable. Muchos lo vivimos con una gran emoción, porque ya entonces estábamos acostumbrados a que nuestros representantes políticos anduvieran todo el día a la gresca. Pero yo, que tengo solo tres años menos que Cayetana Álvarez de Toledo, no creo que haya muchas cosas comparables a cuando ETA mataba. En Pamplona también vivimos aquella situación de terror con especial intensidad. El momento actual es muy deprimente, pero ahora nadie asesina para imponer sus ideas y nadie muere por defender las contrarias. Hoy el problema es que no tenemos gobierno, porque nuestros representantes piensan más en sus poltronas que en nuestro bienestar. Cuando ETA mataba, había partidos en el País Vasco que tenían que completar sus listas con personas que residían en otros territorios de España. Álvarez de Toledo es portavoz de un partido muy importante. Que Mayor Oreja lleve años comparando la situación de Cataluña con lo que se vivió cuando ETA mataba, no constituye más que la opinión -desafortunada- de un exministro. Una portavoz parlamentaria en activo debería ser más respetuosa con el pasado, con la verdad y con la sensatez. Todos estamos sufriendo la parálisis política y el sectarismo actual, pero no es como cuando ETA mataba.

* Periodista