No entra en lo razonable criticar la evolución favorable del empleo en España. Siempre es positivo que baje el paro, pero hace ya algunos años que las cifras no son suficientes para adoptar una posición optimista, ya que la precariedad ha creado la nueva figura del «pobre con empleo», es decir, personas a las que un trabajo remunerado no les garantiza ingresos suficientes para costear su vida. Este nuevo tipo de pobreza, muestra de los fuertes desequilibrios de nuestra sociedad, sigue siendo motivo de fuerte preocupación y debería estar entre las máximas prioridades de los políticos. Al cierre de abril, el paro ha bajado en España, Andalucía y Córdoba, donde ese mes no suele ser bueno, si bien este año la celebración de la Semana Santa y eventos previos del Mayo Festivo ha facilitado una bajada mensual de un millar de desempleados en nuestra provincia y de 3.014 inscritos respecto del mismo mes del año pasado. Desde los 102.661 parados que registró el Ministerio de Empleo en nuestra provincia en abril del 2014 hasta los 70.161 del pasado mes de abril hay una buena evolución, en consonancia con la mejora de la economía, pero insuficiente y de poca calidad. Baste comprobar que la bajada del paro del mes de abril en Córdoba no ha afectado a los nuevos inscritos --los jóvenes que acaban de apuntarse en los servicios de empleo-- y se ciñe casi en su totalidad al sector servicios, sometido a la temporalidad.