No sé si hay políticos que salven a un país de, como dice Anguita, esa guerra civil sin armas. Lo que sí parece es que ni unos --Puigdemont y los catalanes independentistas-- ni otros -el PP de Rajoy, el PSOE de Sánchez, el Podemos de Pablo Iglesias, el Ciudadanos de Rivera o la corona de Felipe VI-- tengan capacidad para el diálogo, la negociación, el arreglo y la solución de problemas. Quizá el mundo de las redes sociales, ese invento de la globalidad en el que nada es lo que parece, sea el que tenga el poder de dirimir lo correcto y lo justo y los políticos, sujetos a sus dictámenes, estén pendientes de lo que acuerden. Pero mientras tanto la izquierda anda en una soledad sin rumbo en un espacio vital de España en el que los nacionalismos muestran su cara más conservadora y clerical. Y ya está. Bueno, y esos más o menos 40 años de autonomías regionales en los que Cataluña fue enseñada en escuelas e institutos como esa nacionalidad histórica a la que España le robaba. No podemos olvidar el concepto de economía social que el pasado domingo daba el jesuita Loring en este periódico en el que dejaba claro que la riqueza es mala cuando se sustenta sobre la explotación del débil. El teatro Góngora y la sala Orive (un lugar misterioso al que acudir siempre) han sido escenarios de Cosmopoética en los que, en este último, a las 19.30 del miércoles 4, han conversado en la frontera el mexicano Guillermo Arriaga y Ray Loriga, el primero por su novela El salvaje y el segundo por Rendición. Hablan en Cosmopoética, cuyo lema de este año es La poesía cruza, una forma de que el arte traspase las fronteras. Pero en el ambiente queda ese espacio para conceptos indefinidos en el que en vez de pensar en versos algunos asistentes se preguntan qué pasará mañana cuando su familia, que es de aquí, ande en el espacio en el que alguien, Puigdemont, por ejemplo, proclame que ya solo son de allí. Cuando la poesía ya no sirva para cruzar fronteras donde la riqueza esté repartida y se conjugue con la armonía, la convivencia, los afectos y los sentimientos. Al final todo es la cercanía, el que cuando yo te mire tú no me rechaces con tu mano. A unos les gusta Cosmopoética, a otros, Intercaza, a muchos el fútbol catalán, a otros la exposición del Equipo 57 y a algunos el 150 aniversario del escultor Mateo Inurria. Pero hay algo tan simple --y tan esencial-- como el que a nuestras familias las apartaran de nosotros no por la conveniencia de un país sino porque su pensamiento exigía quizá la soledad de la izquierda, ese espacio en el que ya no se podría cruzar la frontera, una posibilidad que ya solo estaría al alcance de un territorio fuera de Cataluña.