En esto convirtieron todos los alrededores de la Mezquita los pasados días de Semana Santa. Escribo indignado por los comentarios que han hecho los visitantes (y los cordobeses también). Creíamos que Córdoba era una ciudad abierta como otras, pero vemos que no, y eso, realmente duele, porque es una imagen que se llevan. Hice el acompañamiento al Vía Crucis, con salida de la Trinidad hasta donde nos dejaron a todas las personas que lo hacíamos, pues al llegar a la carrera oficial que de allí, ya no se podía llegar y si se quería hacer había que pagar un abono, pagándolo claro, y si no había que esperar de hora y media a tres horas para volver a incorporarse. Pero para llegar al sitio donde dijeron había que dar la vuelta a media Córdoba, al estar cerrados todos los alrededores. Hubo muchas personas ya mayores que no pudieron cumplimentar en su totalidad su promesa. ¿De quién es la culpa? Del Obispado, de las cofradías, o en su última instancia del Ayuntamiento, que según me informan, es el que da el consentimiento. Muy buena forma de vender Córdoba al exterior.

<b>Emilio González Latur</b>

Córdoba