No es nuevo que en épocas de alto consumo eléctrico se sobrecargue el sistema y haya cortes de luz. Sin embargo, los que se han producido estas últimas semanas en Córdoba han tenido una especial mala fortuna para los usuarios y, por qué no decirlo, para Endesa, que se ha visto en una posición incómoda y presionada para dar soluciones. La especial mala fortuna ha residido en que se han quedado sin luz, en varios episodios --el más llamativo, el tercer fin de semana de julio pasado- las calles de la Judería, donde a las molestias que han sufrido los vecinos se sumó el problema para los negocios de comercio y hostelería, en un fin de semana de afluencia turística.

Las protestas de un vecindario bien organizado en torno a la Asociación la Medina, y el interés prestado por el Ayuntamiento llevaron a la empresa suministradora a pasar del silencio a la rápida movilización para intentar resolver la incidencia. Es una zona antigua de la ciudad, donde, además, la proliferación de negocios de alojamiento turístico y hostelería aumenta el consumo de energía. Esa es una explicación, pero no evita la necesidad de ofrecer una respuesta de calidad en el servicio y, en su caso, de reformas que vayan más allá de una simple reparación de la avería. Para el próximo lunes, en horario diurno, estaba previsto otro corte de energía eléctrica en ocho calles del barrio del Alcázar Viejo, y las quejas surgieron de inmediato, reclamando que los trabajos se hicieran por la noche, pues seis horas sin electricidad, con el calor reinante, afectan a la climatización de casas y negocios y pueden estropearse los alimentos almacenados en frigoríficos. Con la mediación del Ayuntamiento, se ha aplazado esta actuación. Es bueno, y necesario, que Endesa modernice y mejore su red de suministro eléctrico, pero teniendo en cuenta las circunstancias. Quizá las incidencias de este verano terminen actuando en beneficio de todos.

Pues lo cierto es que el informe de la Agencia Andaluza de la Energía, dependiente de la Junta de Andalucía, señala un empeoramiento del suministro energético del 18% en la provincia. La estimación se basa en un indicador (Tiepi) que muestra el tiempo que duran los apagones en un territorio, y que en la provincia alcanzó una media de 1,74 horas en el 2018 frente a las 1,48 del 2017, el peor dato en cinco años. Aunque Endesa se ha explicado (que se ha medido un periodo en el que se produjeron más temporales y más fuertes que en años anteriores, y que la interrupción también responde a trabajos de mejora) lo cierto es que la compañía deberá demostrar que está invirtiendo, como anuncia, en la mejora de instalaciones en Córdoba, con 23 millones que destinará a telemandos (que permiten maniobrar en remoto para resolver averías) y otras mejoras previstas. Un servicio público imprescindible, con unas tarifas que levantan muchas quejas, debe prestarse con la máxima calidad.