Al hablar de la fiesta litúrgica del Corpus Chisti es forzoso hablar de Cáritas, que nos invita, en esta festividad, que se celebra el domingo 23 de junio, a hacer de nuestra vida una entrega creíble en todo momento a los heridos por la vida. Y es que tras el informe Foessa que pone de manifiesto el crecimiento de la pobreza, la desigualdad y la injusticia social, (18000 personas atendidas en Córdoba, mayoría mujeres) se ve en la necesidad de recordar a los cristianos y a los hombres y mujeres de buena voluntad, la necesidad de asumir un compromiso que sea liberador, que contribuya a mejorar el mundo y que impulse a todos los bautizados a vivir la caridad en las relación con los hermanos y en la transformación de las estructuras sociales, pues «tu compromiso mejora el mundo». Siendo conscientes de que, hoy, no está de moda hablar del compromiso, es más, para muchos, en esta cultura de lo virtual, de lo inmediato y pasajero, líquida y ególatra, la preocupación por los demás se considera como algo trasnochado. Sin embargo, el compromiso en favor de los más débiles y por la transformación del mundo es la más noble expresión de nuestra dignidad, de nuestra responsabilidad y solidaridad. Se trata de reinventar, recrear, recuperar... de vivir con sencillez y construir junto con otros esperanza, para hacer posible la justicia y solidaridad. Hay formas concretas de ser instrumentos de liberación integral y promoción de los pobres, de construir espacios que sean semilla de un futuro distinto y generen esperanza ¿Cuáles son esas actitudes capaces de crear espacios de esperanza en una sociedad asfixiada por los egoísmos? Podríamos señalar algunas a la luz de las Bienaventuranzas, como cuando respondemos con gestos sencillos y cotidianos cambiando nuestros hábitos alimentarios evitando el desperdicio de alimentos. Cuando reconocemos la función social de la propiedad, el destino universal de los bienes y defendemos los derechos de los más pobres aún a costa de renunciar, los más favorecidos a algunos de sus derechos, somos meros administradores de los bienes (Doctrina Social de la Iglesia). Cuando defendemos una economía no del dinero y el mercado, y rechazamos la exclusión y el descarte.

En síntesis, como dice el Papa Francisco: por un día dejemos de lado las estadísticas; los pobres no son números a los que se pueda recurrir para alardear con obras y proyectos. Los pobres son personas a las que hay que ir a encontrar: son jóvenes y ancianos solos.., hombres, mujeres y niños, rostros de Cristo, que esperan también una palabra amistosa no detenernos ante la primera necesidad material, sino a ir más allá para descubrir la bondad escondida en sus corazones.

* Licenciado en CC. Religiosas