Córdoba vuelve a ser, de nuevo, la campeona del paro. No es que en Córdoba haya mucho paro, no; sino que Córdoba está parada. Enhorabuena a los del «cuanto peor, mejor» y «que se quede mi vecino ciego, aunque yo me quede tuerto». ¡Esto no tiene solución! ¿Y de quien es la culpa? Pues muy fácil: de la Córdoba callada y sola. ¿Se acuerdan ustedes de la tela de araña de Cajasur? ¿Se acuerdan? ¿Alguien hizo algo por evitar el desastre? ¡Nadie! Al contrario, la mayoría «colaboró». Y claro, se recoge lo que se siembra. En fin, lo dicho: que cada pueblo tiene lo que se merece. Los que no se lo merecen, son los que vienen detrás. Y esos son los que van a pagarlo caro, sin comerlo ni beberlo. ¡De pena!