Todo indica que Córdoba ha terminado el 2016 con un crecimiento económico inferior a la media andaluza y, por descontado, a la nacional. El último informe de Analistas Económicos de Andalucía sitúa el alza del PIB provincial en el 2,4%, medio punto por debajo de los resultados que atribuye a la comunidad autónoma, y para el 2017 deja la previsión de crecimiento provincial en el 2%. Si se tiene en cuenta que hace unos días Funcas estimó para España una subida del PIB del 3,3% al cierre del ejercicio y del 2,4% para el año en curso, no es difícil concluir que Córdoba, que parte de una posición inferior en convergencia con las medias española y europea, alcanza el cacareado final de la crisis con un retraso todavía mayor. El menor crecimiento repercute, indica Analistas, en una peor evolución del empleo, pero, como ocurre con tanta frecuencia, la estadística señala incongruencias que parecen indicativas de un doble ritmo de la economía (oficial y oculta), ya que Córdoba ostenta el mayor crecimiento porcentual de Andalucía en la firma de hipotecas y un importante aumento en la venta de vehículos. Lo cierto es que los malos datos parecen contradecirse con ese día a día en el que se aprecia movimiento económico y mejora del consumo, pero vuelven a alertar sobre las deficiencias estructurales de nuestra economía, la incapacidad de sentar bases sólidas de crecimiento y la mediocre salida de la crisis.