Se ha celebrado esta semana el Día Europeo de la Mediación, que no ha pasado desapercibido por los eventos organizados por diversas entidades con tal motivo. Una jornada internacional, celebrada desde enero de 1998 en que el Comité de Ministros del Consejo de Europa aprobó la Recomendación 98 sobre Mediación Familiar, que trata de acercarnos e impulsar una cultura de la mediación, tan necesitada en nuestra geografía, frente a la cultura del conflicto y del enfrentamiento que tanto éxito tiene en los países latinos. Mediación en los problemas de familia, en las relaciones laborales y sectoriales, en los centros educativos, en las comunidades de propietarios, en las demandas de escasa cuantía, en asuntos mercantiles, en problemas vecinales, en la justicia restaurativa. Necesitamos de la mediación como herramienta de convivencia, más que para desatascar la lista de espera de los procedimientos judiciales, que también. Debemos de bajar el tono de crispación y el nivel del conflicto, para mejorar nuestra comunicación y adentrarnos en la senda del diálogo, de la escucha activa, del arropamiento de la crisis, pasar de las posiciones a los intereses, y bucear en las diferentes alternativas que nos permitan alcanzar una solución a nuestro problemas. Un procedimiento voluntario y reglado, donde no hay ganadores frente a perdedores, sino donde todos terminan ganando.

La mediación es mucho más rápida que un juicio; con sus sesiones semanales en tres meses puedes solucionar tu asunto. Es mucho más económica que un procedimiento teniendo también toda la validez legal. Y sobre todo, es más justa en su solución, puesto que resulta un traje a medida adecuado a cada caso y sus circunstancias, donde los protagonistas no son terceros que imponen su decisión, sino los propios afectados que conocen su problema y quieren solucionarlo. Para ello, tiene que ser una mediación profesionalizada, que ofrezca las garantías que exige la legislación vigente, contando nuestra provincia con la plataforma Córdoba Mediando en la que se integran los diversos colegios profesionales y asociaciones que protagonizan esta actividad, cuya formación también se realiza en diversas universidades como Loyola, existiendo un punto gratuito de información en la Ciudad de la Justicia atendido por mediadores.

Además, hace unos días, el Gobierno aprobó un anteproyecto de ley de impulso a la mediación. Norma que pretende la implantación definitiva de la mediación como figura complementaria de la Administración de Justicia para la resolución extrajudicial de conflictos en los ámbitos civil y mercantil de una forma más ágil y con un menor coste económico y personal para las partes. La nueva regulación supera el modelo de mediación actualmente vigente basado en su carácter exclusivamente voluntario por el denominado de ‘obligatoriedad mitigada’ que obliga a los litigantes a asistir a una sesión informativa y exploratoria en los seis meses previos a la interposición de la demanda en un número tasado de materias. A la vez, se constituye el Foro Nacional para la Mediación. Ahora, falta que las administraciones con competencias en la materia, también las autonómicas, ofrezcan la colaboración necesaria para articular e impulsar una actividad profesional cuyo ejercicio redunda en el bienestar y la convivencia de todos los ciudadanos.

* Abogado y mediador