En los últimos meses se han publicado en los medios de comunicación de nuestro país noticias y artículos de análisis en los que se da cuenta del impacto que supondrá para España el desarrollo de nuevos parques fotovoltaicos, que algunos catalogan ya como la mayor palanca de crecimiento económico que tendremos durante los próximos años. No hay duda de la revolución que supondrá, pues en 2019 se llegará a instalar en España un 3.000% más potencia solar fotovoltaica que la que se ejecutó en 2017.

Al margen de cómo afectará a la economía española, es importante analizar cómo influirá en nuestro día a día a nivel doméstico y empresarial. Sin duda alguna, es una carrera que hay que ganar en el ámbito empresarial y municipal, pues los que lleguen primero tendrán ventaja sobre el resto. Para una ciudad como Córdoba, esta oportunidad es vital. Desde el Ministerio hemos oído hablar de burbuja, pero esta manifestación requiere distinguir entre las grandes plantas conectadas a la red de transporte y las pequeñas plantas destinadas a autoconsumo eléctrico.

Con la aprobación en abril del decreto que desarrolla el autoconsumo de electricidad en el Estado, aparece una oportunidad única para que las llamadas energías renovables lleguen al día a día de nuestras empresas y de nuestros hogares. La energía está presente las 24 horas del día en nuestras actividades económicas y domésticas, y llega el momento de socializarla y optimizar su consumo. Las empresas y los particulares están aprovechando el nuevo escenario administrativo y económico para ahorrar en sus costes de energía y, en el caso de las compañías, ser más competitivos en sus mercados.

Cambia el escenario y cambia hasta el paisaje: la nueva estructura del sector energético nos lleva a miles de micro-instalaciones de producción de energía eléctrica distribuidas por viviendas e industrias, en vez de las pocas macro-instalaciones de generación que hemos conocido hasta ahora.

Córdoba es uno de esos territorios que pueden y deben aprovechar esta oportunidad. El nuevo mapa energético global beneficiará a aquellas industrias y empresas que sean capaces de aprovechar sus horas de sol para consumir más barato que el resto y reducir sus costes. Y Córdoba, por su ubicación y sus condiciones climáticas, reúne todos los requisitos para poder aprovechar todos los beneficios que acarreará tener más sol que otros. Aquellos territorios en los que haya mayor número de horas de sol tendrán a partir de ahora la obligación de mejorar su posición en el nuevo escenario global.

¿Y por qué esta revolución? Las razones hay que buscarlas en nosotros mismos, ciudadanos de una sociedad cada día más consciente de que tiene que afrontar ya el gran desafío del cambio climático. A esta toma de conciencia por parte de los ciudadanos se le suman tres factores: 1. La apuesta firme y creíble de las administraciones por el uso de las energías limpias como sustituto de los combustibles fósiles; 2. La reducción sustancial del coste de las instalaciones de los paneles fotovoltaicos (un 80% menos que hace una década) y 3. Un escenario de cambio en la demanda de electricidad, motivada, entre otros factores, por sectores de tanta relevancia como el de la industria del automóvil, inmerso ya en el camino de los vehículos eléctricos.

No estamos, pues, ante un simple cambio fruto de la reducción de los costes de construcción o de una mejora de la regulación administrativa, sino ante una disrupción que cambiará nuestra manera de relacionarnos con nuestras fuentes de energía.

Córdoba tiene materia prima en abundancia y la tiene que aprovechar. La transición energética premiará a aquellas empresas que sean capaces de reducir sus costes por el uso más eficiente de las energías limpias. Y quienes primero se adapten a este cambio, tomarán ventaja en sus mercados. Las empresas cordobesas tienen la oportunidad de dar ese salto de calidad.

* Socio director de Coagener