Con la llegada de más de doscientos inmigrantes a los que ya no es posible asistir en Cádiz, Córdoba vuelve a acoger por unos días a estas personas que cruzan en condiciones precarias y peligrosas el Estrecho para buscar una vida mejor en Europa. La oleada migratoria desborda los servicios de atención, y posiblemente el Ayuntamiento tenga que habilitar algún otro lugar para hacerse cargo de nuevos grupos. Nuestra ciudad tiene así constancia viva y directa de un problema que se está sufriendo en las costas andaluzas, pero que no es responsabilidad exclusiva ni de Andalucía, ni siquiera de España, sino de una Unión Europea que sigue mirando para otro lado y ofrece tibias soluciones para contener esta situación. Mientras, a las costas españolas han llegado unos 18.000 inmigrantes en lo que va de año, más del doble que el año pasado, y la Junta de Andalucía hizo ayer una llamada al Gobierno para que se redistribuya el apoyo en toda España. Ahora Córdoba, convertida también en ‘ciudad refugio’, vive una situación que al menos reforzará la concienciación de la sociedad y de los políticos ante un problema humanitario de primera magnitud.