Recientemente este periódico ha abordado el deseo y proyecto de Córdoba como centro logístico. Tan deseado y viejo proyecto es merecedor de la monografía de un historiador contemporáneo que a modo de Alexander von Humboldt se apoye en la geología, ingeniería, cartografía para dilucidar las razones del retraso en el logro de esa meta. También tendrá que pedir apoyo a la sociología para conocer el espíritu de nuestras gentes a fin de ofrecer en su análisis la perspectiva de la temporalidad, no en vano la playa de rías de mercancías se trasladó desde Cercadillas hasta casi el Parque Joyero antes de 1992. Desde luego que deberá penetrar en el juego de los partidos políticos y sus servidumbres simultaneado ese juego con el de la economía de los presupuestos públicos de inversión y los proyectos privados de inversión rechazados.

A tenor de aquella vieja idea aristotélica de que el conocimiento comienza a través de los sentidos la monografía sobre Córdoba, Centro Logístico debe comenzar por conocimientos muy detallados y jamás convertirse en pura alegoría, en procesión de fantasmas como el enlace de la Autovía con la carretera de Palma del Río, o de monstruo fantástico horrible en versión aeroportuaria, que es verdadero vestiglo desde que hace cuarenta años nos dimos la democracia.

El historiador doctorando debe entrar a saco en lo singular y agarrarse a la realidad empírica de contingencias y detalles desde la sincronía de todos ellos. ¿Qué sucedió antes de 1978? ¿y después de 1978? Y ¿alrededor de cada periodo gubernamental en Sevilla y en Madrid?

La monografía sobre la historia del proyecto Córdoba, Centro Logístico se convirtió en historia de los grupos dominantes en Madrid y Sevilla y de la an-historia de los grupos políticos del municipio.

Diario CÓRDOBA en sus páginas contó lo que pasó pero el historiador debe describir lo que en cada momento y secuencialmente pasaba si queremos saber la verdadera historia de este asunto. Córdoba durante mucho tiempo, no el periódico sino la ciudad, se ha mirado al ombligo, cual monje onfaloscópico. Se ha creído ombligo del mundo pero no «ombligo de la comunicación terrestre», pues ha vivido alejada de las relaciones mercantiles y sus desarrollos logísticos. La historia de Córdoba, desde los romanos, ha sido la historia de la comunicación por tierra a través del viejo puente sobre el Guadalquivir, pero la comunicación va siempre unida al concepto de soberanía y Córdoba se olvidó de llamar recientemente a las puertas de los soberanos en Sevilla y Madrid. Lo que ha pasado en Córdoba, Centro Logístico es simplemente relaciones de poder.

Un doctorando debe describir lo que pasaba desde que hace cuarenta años nos dimos la democracia en Córdoba y fuera de ella acerca de ella como centro logístico. No interesa los nombre excepcionales sino los nombres comunes de quienes impulsaron y paralizaron ese proyecto. Interesa atacar nuestra historia de indolencia y dejadez, en lugar de escribir, contando no describiendo, para defender nuestra contemporánea historia.

Diario CÓRDOBA ha contado hechos. Ahora se precisa que alguien describa cómo y por qué sucedieron hechos y aparecieron fantasmas y monstruos horribles.

* Catedrático emérito de la Universidad de Córdoba