Rafael Campanero es esa Córdoba que se completa con el Círculo de la Amistad y el equipo de fútbol de estadio cerca del río. Es como la historia del papel, que no desaparecerá del todo hasta que gobiernen quienes ahora andan en pañales pero con una pantallita entre los dedos. Campanero, a quien bastantes cordobeses le dedicaron hace días un homenaje, es la memoria histórica de una ciudad que casi nació con La feria de los discretos y la Letro (Electromecánicas) y fue tomando cuerpo con la residencia Noreña y el Córdoba Club de Fútbol, el Centro Filarmónico y la Laboral, Los Villares y las peñas, las parcelaciones clandestinas y aquellos soldados del Muriano que dedicaban los domingos a la gastronomía y la cultura: venían a Bocadi y a ver las mujeres desnudas del Museo de Julio Romero. Campanero es también ese hombre que condujo de alguna manera al PP al Ayuntamiento por medio de Rafael Merino --su portavoz en la Corporación de 1991, que llegó a alcalde en el 95--, al que le decía una tarde en la Posada del Potro que una función de los políticos era esa sencillez práctica de mirar los charcos y las aceras de Córdoba para cuidar de la ciudad. Luego vino la Universidad pública, después la privada, la larga lista de culturetas, Cosmopoética, el avión cultural y hace poco la revista municipal 17, que se autodefine como «un análisis del estado de la cultura en Córdoba». Pero nadie, excepto Campanero, el Círculo de la Amistad y la afición blanquiverde del Arcángel han encarnado el espíritu de una ciudad que estuvo encorsetada hasta que llegó el AVE y la Feria dirigió la mirada al río una vez que se fueron las vacas de sus orillas y los camioneros dejaron de aparcar por donde sus cuerpos buscaban escapes. Aunque hay otra ciudad, que no depende de los cordobeses sino de la Unesco y de la Junta de Andalucía, que vienen a ver los turistas que no conocen ni a Campanero ni al Círculo y que tiene alma propia: la Córdoba Patrimonio de la Humanidad y la que cambió de fisonomía y función, desde la Calahorra hasta la Puerta del Puente, la discutida remodelación del arquitecto Juan Cuenca. Otra Córdoba. La eterna. Ahora de los hoteles y restaurantes de la rota Hostetur.