Se aproxima al puente de la Cruz del Rastro un estruendo de coches y caballos en su parsimonioso paso y se oye, luego, sobre la pasarela pontana el cadencioso ruido de los cascos. Más de un centenar de amazonas y jinetes con la boca sonriente están estrechamente unidos por la cadena de su vocación hípica.

Es el Día de Andalucia, cuyo tiempo es consumación, su presente se llena en Córdoba de corceles y su futuro sigue incierto en Caballerizas Reales. Los coches avanzan en tanto los jinetes hacen un alto y los caballos desean caracolear, poseídos por designios inestables. Los ollares exhalan alientos reposados, los pataleos inquietos avanzan una impaciencia extraña cada vez que hacen un alto en el camino. No se rebelan contrariados por el fuego de las espuelas ni por la mordedura de las bridas. Resoplan y el éxtasis del público cubre el pataleo de sus herraduras. Esta es la verdad de Caballerizas Reales.

Progresan complacidos los cocheros, no llevan las manos crispadas sobre las riendas ni tiran de los bocados para no hacer tumefacción la boca del caballo. He visto lágrimas de alegría en un cochero de edad avanzada porque su vejez sobre coche de caballos es honor al solo podernos Ofrecer su sano señorío. ¡Cuando fue joven y cabalgaba sobre pura sangre española hubiera galopado hacia el cielo!

Esta conmemoración del Día de Andalucía en Córdoba quedará reflejada en tinta de trazos gruesos en los periódicos locales, en letras descriptivas para que «Córdoba a caballo» quede siempre grabada en nuestros recuerdos. Impreso en papel y en nuestras conciencias quedará porque es historia exaltante, escrita en idioma gráfico coloreado.

«Córdoba a caballo» no es peripecia ni será jamás letargo definitivo ni es realidad desaparecida ni se perderá en el vacío. Lanza sus cascos al asfalto para ganarse el futuro y piafan los sementales para que los escuchen quienes, cautelosos y zorrastrones, rigen las instituciones. Hasta tanto éstas llegan a un acuerdo las amazonas avanzan dejándose acunar un poco por el paso de sus corceles.

En esta cabalgada ningún jinete ha picado espuelas para desertar de la defensa de Caballerizas Reales, su tierra prometida, su confusa esperanza.

<b>José Javier Rodríguez Alcaide. Hijo adoptivo de Córdoba</b>

Córdoba