Tan deseosa está Córdoba de algún gran proyecto que estimule su economía y suscite entusiasmo en este largo y plano periodo de poscrisis, que la idea de crear un barrio peatonal en la zona conocida como El Cordel de Écija ha sido recibida muy favorablemente por la práctica totalidad de los sectores políticos y empresariales. Estrangulada la ciudad durante diez años, primero por los efectos más duros de la crisis, el estallido de la burbuja inmobiliaria y los recortes, posteriormente por una lenta recuperación en la que la inversión pública ha seguido bajo mínimos, la idea de que una gran compañía, el Grupo Lar, sobre el diseño de dos arquitectos vinculados a Córdoba --el exgerente de Urbanismo Pedro García del Barrio y Rafael de la Hoz-- ponga en marcha un proyecto que prevé la construcción de 2.000 viviendas y una inversión de 500 millones de euros, ha gustado. Del proyecto se viene hablando hace tiempo, y con sigilo se ha ido planteando en el Ayuntamiento, tanto al gobierno municipal como a la oposición, hasta que Diario CÓRDOBA lo ha dado a conocer. Junto a la buena disposición surge la cautela. La iniciativa no es nueva en el sentido de que para esa zona --la franja entre la avenida de Cádiz y el Guadalquivir, paralela al río entre los puentes de Andalucía y San Rafael-- se llegó a hacer un concurso de ideas que finalmente no se ejecutó, y los terrenos están regulados dentro del Plan General de Ordenación Urbana de Córdoba (PGOU) por tres planes especiales de reforma interna y un plan parcial. La actuación propuesta ahora, que prevé servicios como cualquier otro barrio, zonas verdes basadas en palmeras y naranjos, huertos urbanos verticales en las viviendas y una zona concebida como un centro comercial abierto --además de servicios, como el de estacionamiento de autobuses turísticos-- requiere una innovación del PGOU y poner de acuerdo a varias administraciones (el 30% del suelo es publico) junto a propietarios privados. No es algo que pueda hacerse rápido, ni a la ligera.

Es interesante, por tanto, la actitud favorable de los grupos políticos del Ayuntamiento, aunque hay quien tenga reparos, ya que una actuación así requerirá de suficiente consenso como para que sea un proyecto de ciudad --adecuado para reevitalizar la zona Sur-- no sometido a vaivenes políticos. Eso permitirá que vaya avanzando en este periodo preelectoral en el que parece que cualquier iniciativa está amenazada por la inevitable pugna entre partidos políticos. Pero, además, es necesario mantener la cautela en tanto los promotores avanzan en su negociación con Urbanismo. Después deben dejar su mutismo y explicar con llaneza sus intenciones, para que si Córdoba vuelve a tener un proyecto urbanístico de relieve tras años de sequía se actúe con transparencia. Lo contrario empujaría de nuevo a uno de esos eternos debates tan habituales en nuestra ciudad, que se caracterizan por lo improductivo y paralizador.