B rillante la conferencia pronunciada por el historiador y escritor Juan José Primo Jurado, el pasado viernes, en la capilla de Villaviciosa de la Catedral, con el titulo La devoción al Sagrado Corazón de Jesús en Córdoba. Brillante y rebosante de datos históricos, derramados en sus palabras transidas de unción, en torno a esta devoción que hunde sus raíces en el culto a las cinco llagas de Cristo, muy difundido durante la baja Edad Media, que trasladó la herida del costado derecho al izquierdo, para hacer más verosimil el hecho de que con la lanza fuese atravesado su corazón.

Como bien subrayó el conferenciante, este interés por el corazón de Cristo tiene uno de sus primeros difusores en el siglo XII con san Bernardo, quien habla ya del dulce Corazón de Jesús, como símbolo de su amor por los hombres. La diócesis de Córdoba acaba de inaugurar la celebración del Año Jubilar del Sagrado Corazón de Jesús, con motivo del 90 aniversario de la consagración de la diócesis de Córdoba, en el año 1929, coincidente con el centenario de la consagración pública de España al Sagrado Corazón, en 1919.

Tras el esbozo histórico, Primo Jurado se centró en Córdoba, donde llega la devoción al Sagrado Corazón en 1878, al hacerse cargo los jesuitas, tras su restauración, de la antigua Real Colegiata de san Hipólito. Con ellos llegó el Apostolado de la Oración, que desde entonces vela por el mantenimiento de esta devoción, una de las más extendidas, sobre todo a nivel popular. «No es por casualidad que, en esos años, siendo obispo de Córdoba, Sebastián Herrero (1883-1898), se coloque una gran y hermosa vidriera del Corazón de Jesús en el lateral derecho del altar mayor de la catedral de Córdoba. Y que la congregación religiosa de monjas, fundada por santa Rafaela María de Porras en 1877, cuando abre su primer colegio en Córdoba en 1880, le ponga el nombre Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús. Todo ello es testimonio del auge de esta devoción en la diócesis cordobesa, en sintonía con lo que se producía en España, en el último cuarto del siglo XIX».

A continuación, Primo Jurado realiza un recorrido histórico, muy documentado y detallado sobre las actividades e iniciativas que se llevan a cabo en nuestra ciudad para implantar la devoción al Corazón de Jesús. «Córdoba, subrayó, fue de las primeras ciudades españolas que contó con un grandioso monumento al Sagrado Corazón de Jesús, y el hecho de que no fuese destruido en la guerra civil, lo convierte en uno de los más antiguos, además de los más hermosos. Su origen lo encontramos en el año 1925, cuando se conmemora en Roma el decimosexto centenario del Concilio de Nicea, donde brilló con luz propia, Osio, obispo de Córdoba, condenando la herejía arriana». El entonces prelado Adolfo Pérez Muñoz viaja al Vaticano, se entrevista con el papa Pío XI y le comunica el proyecto de erigir una estatua a Osio, en la plaza de Capuchinas. De esa visita, saca la idea de agradecer al Pontífice su apoyo, erigiendo tambien en Córdoba un monumento al Sagrado Corazón, devoción que el Vaticano estaba impulsando con fuerza. Se encarga al escultor Lorenzo Collaut Valera, se coloca en las Ermitas y se inaugura el 24 de octubre de 1929. Primo Jurado cierra su disertación con una hermosa y popular oración, convertida en canción, letra y musica de Paloma Franconi: «Hay un corazón que late, que se alimenta de amor... Hay una historia escondida dentro de este corazón...».

* Sacerdote y periodista