La revista Andalucía Económica ha concedido a Garántia el premio a la mejor iniciativa de cooperación público-privada en nuestra comunidad. Este reconocimiento y el escaso impacto que ha tenido a nivel local el nacimiento de la nueva sociedad de garantía recíproca (SGR) me animan a compartir hoy algunas reflexiones, visto que el convulso sistema financiero español ha sido fatal protagonista de ríos de tinta con escándalos y amplio despliegue de titulares, pero apenas se hace eco de esta reciente fusión, quizás de menor rango pero que afecta al corazón de cualquier economía moderna: el mundo de las finanzas de micropymes y autónomos. Lo auguraba el prestigioso economista Fernando Faces: nos hemos malacostumbrado a las fusiones en el sector financiero, siempre forzadas, fruto de una apremiante situación económica de alguno de los implicados o impuestas por el regulador, pero no hay antecedentes de una decisión sensata, poco escandalosa, de amplio calado social, superadora de localismos y responsable, que concentra e impulsa esfuerzos para crecer.

Por eso quiero llamar la atención acerca de esta doble historia de éxitos que nos ha pasado injustamente desapercibida. Por un lado, el nacimiento de una entidad financiera andaluza comprometida con la pyme, que agrupa ya a más de 15.500 empresas de la comunidad, con unos impecables datos de solvencia (14,5%) y actividad (más de 370 millones de euros de riesgo vivo, 700 millones de inversión inducida y objetivos de formalización para 2018 sobre 120 millones). Por otro lado, superando ese oscuro senequismo que nos empequeñece, debemos alegrarnos también por el protagonismo de Córdoba en este proyecto cercano ya a sus 40 años de vida, contra todo tipo de adversidades.

El 20 de mayo de 1981 se constituía Coraval, culminándose así un proceso que arrancó en los pactos de la Moncloa, al concebirse el sistema de garantías recíprocas como un eje fundamental en la estrategia de apoyo a las pymes. Córdoba creaba la primera SGR de Andalucía, bajo la presidencia de Manuel Romón (Victoriano Villar), gracias al impulso, como promotoras, de la propia CECO y asociaciones empresariales de la provincia, la Caja Provincial y el Monte de Piedad de Córdoba, la Asociación de Fabricantes, la Cámara de Comercio, el IMPI y Sodian, sirviendo este incipiente proyecto mutualista de modelo en el que se apoyaron después otras muchas iniciativas. Así, se constituyó el 17 de diciembre de 1982 la granadina Sograval, que pasó el 15 de junio de 1984 a llamarse Unión Andaluza de Avales (Avalunion) integrando a las sociedades de Jaén, Almería y Granada. Y el 14 de diciembre de 1983 nació Suraval tras la fusión de las sociedades promovidas para las zonas de Cádiz, Huelva y Sevilla.

La pionera Coraval mantuvo su carácter uniprovincial bajo la presidencia de Enrique Campos (Monfri) con el apoyo de sus socios protectores y del que fuera vicepresidente y consejero de Economía de la Junta de Andalucía, el cordobés José Miguel Salinas, y se convirtió en Crediaval en 1986 bajo la presidencia de Enrique Gallegos (Maderera Industrial) al extender su actividad abriendo oficina en Málaga. En mayo de 1989 llegó a la presidencia Pablo Pombo, quien impulsó desde la presidencia de la patronal nacional Cesgar en 1991 la reforma legislativa que conduciría a la aprobación de la vigente ley 1/94 y los cimientos del actual sistema de reafianzamiento, siendo elegido el 10 de noviembre de 1992 primer presidente de la Asociación Europea de Caución Mutua (AECM), situándose Córdoba en el epicentro de la actividad de apoyo a las pymes europeas.

La nueva Garántia es, en gran parte, heredera de aquella utópica Coraval de 1981 y los cordobeses podemos estar orgullosos de formar parte importante de esta historia de compromiso social y mutualismo empresarial andaluz. También debemos felicitarnos por ser capaces de trasladar nuestra experiencia acumulada de tantos años a la nueva estructura organizativa de Garántia. Y sobre todo, debemos confiar y apostar por esta nueva SGR fuerte y cercana, que basa su fortaleza en la firme implicación de sus socios y su cercanía en la presencia en todo el territorio andaluz; que está llamada a la modernización y a la transformación digital en un mercado financiero muy exigente; comprometida con las mejoras prácticas de buen gobierno y que tiene, además, como ejes principales, en palabras de su presidente, Javier González de Lara, la eficiencia y la productividad.

Nos encontramos en un momento trascendental en el que los proyectos emprendedores corren el peligro de verse de nuevo fuera del mercado por causa de la pérdida de interlocutores financieros expertos en el análisis del riesgo de pymes y autónomos tras la voraz concentración y el cierre de oficinas bancarias de los últimos años. Ahí, sin duda, están comprometidas gran parte de nuestras mejores expectativas de desarrollo económico para los próximos tiempos. Y para dar adecuada respuesta a las mismas nació en su día Coraval y renace hoy la nueva Garántia.

* Abogado