La causa de los partidos independentistas catalanes contó ayer con una de las caras más conocidas del deporte español, tanto por sus logros con el Barça en Liga y en Europa, como por su brillante pasado en la selección española. Si bien Guardiola nunca ha ocultado sus simpatías independentistas, su presencia ayer en Barcelona, donde encabezó y leyó un duro y crítico manifiesto contra el Estado español, defraudó a muchos de quienes lo admiran en lo deportivo. Allá cada cual con sus contradicciones, pero de icono del fútbol en la selección de España a símbolo del independentismo más extremo hay un trecho que para muchos resulta difícil de digerir.