En primer lugar quiero destacar mi respeto absoluto al derecho legítimo a huelga de cualquier trabajador, que ampara nuestra Constitución y un Estado de derecho democrático como éste. Comprendo el malestar de los profesionales médicos, pero entiendo que el motivo de la huelga convocada por el Sindicato Médico en Andalucía (que es la aplicación de la medida impuesta por el Gobierno de Rajoy de incrementar la jornada laboral a 37,5 horas y que tiene un marcado carácter económico), no forma parte del debate que se está produciendo en otros puntos de España, como en Madrid, donde los profesionales están protestando contra la privatización de centros sanitarios.

El ejemplo de Andalucía por mantener una sanidad pública, universal y de calidad no tendría sentido y no se estaría logrando si no contáramos en esta batalla con el compromiso diario de los profesionales: médicos, enfermeras, auxiliares, trabajadores sociales, celadores, administrativos-, y con los ciudadanos. Ambos son y deben seguir siendo el eje de nuestras políticas.

A veces las vicisitudes nos hacen perder el enfoque, por ello siempre es importante contextualizar. En este sentido quiero recordar que Andalucía ha optado por un camino diferente, sensible ante el drama de la tasa récord de paro que registra España. Un camino que encarna unas prioridades muy distintas a las del Gobierno central y otras Comunidades Autónomas. Elegir este camino nos ha llevado a optar por aminorar el salario de los profesionales antes que despedir a más de 7.000 trabajadores de nuestra sanidad.

Para mí esta huelga médica responde a otras motivaciones que quizá intenten simular la marea blanca de Madrid en Andalucía. Yo quisiera conocer ¿qué opina el sindicato médico de la medida impuesta por el Gobierno del PP de ampliar la jornada laboral, o cómo se posiciona ante los despidos y privatizaciones que se están produciendo en otras comunidades autónomas? Porque, por ahora, sólo ha criticado que en Andalucía hayamos optado por reducir salario en lugar de perder a 1 de cada 4 trabajadores del Sistema Sanitario. El sindicato médico critica a Andalucía donde no se ha recortado ni cartera de servicios ni derechos a los ciudadanos, ni mucho menos se han privatizado centros.

Creo que no cabe duda de que nuestros médicos quieren seguir prestando servicio al ciudadano desde lo público. No hay más que fijarse en Madrid o Castilla La Mancha para ver la contestación social que la decisión de privatizar la gestión de hospitales públicos está teniendo. Si eso sucede allí, los primeros en perder serán los ciudadanos, pero los trabajadores de este sector serán los siguientes, y no me cabe duda de que son conscientes de ello.

Seamos entonces consecuentes con todo esto, trabajemos juntos --sin personalismos ni individualidades--, por conservar nuestra sanidad, valorada dentro y fuera de nuestro país por su calidad y por la relación de coste-eficiencia que la sitúa como una de las mejores. El reto radica hoy en ser coherentes, solidarios, conscientes de ello y de nuestras posibilidades de salir de aquí remando juntos en la misma dirección. Nos jugamos mucho, demasiado, en esta partida. Se empieza por cobrar al paciente el transporte en ambulancia, por revisar las cuotas de pago de los medicamentos, por vetar a los inmigrantes, por eliminar la gratuidad en algo tan esencial como el transporte en diálisis... y terminan por intentar convencernos de que la sostenibilidad de nuestra sanidad se lee en clave de privatización. No es así en Andalucía y juntos lo estamos demostrando.

* Delegada de Salud de la Junta de Andalucía